Ataviadas con la magnífica indumentaria de los personajes de la adelita, la china poblana y la charra, las bellas mujeres mexicanas que participan en las escaramuzas, la práctica femenil de la charrería, muestran al mundo el orgullo de encarnar a estos personajes, símbolos de la identidad nacional.
De pie en la sala de reunión de la Asociación Nacional de Charros, tres mujeres que parecieran ser obras de arte ambulante, transportan a los presentes a un viaje a la época de la Revolución, donde era común ver por las calles a las aguerridas adelitas, las coquetas chinas poblanas y las decididas charras.
Actualmente, los vestuarios de los personajes de adelita o ranchera, así como el de charra, son utilizados por las damas que participan en las famosas escaramuzas de la charrería, el deporte nacional por excelencia, que consiste en el conjunto de habilidades ecuestres propias del charro mexicano.
En este sentido, cabe destacar que el año pasado, la charrería fue reconocida por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
A su vez, el traje de china poblana se llevará en desfiles, escoltas y concursos de presentaciones.
Al respecto, la adelita Aline Montiel Fernández explicó que la escaramuza “es la parte femenil de la charrería y es un equipo compuesto por ocho mujeres jinetes las cuales montamos a la usanza charra y necesitamos una rutina de 12 ejercicios: ocho reglamentarios y cuatro a la elección del entrenador.
Conocedora de este mundo que la vio nacer, la joven Aline describió: “para mí la charrería es motivo de orgullo porque si bien es el deporte nacional, busca fomentar en todo momento nuestras tradiciones.
Con un vaporoso vestido azul cielo y una enorme sonrisa en su rostro, la escaramuza Aline, hoy ataviada de Adelita, explicó en entrevista con Notimex, que este atuendo es el que utilizan para montar.
“Normalmente debe de ir bordado a mano en la pechera y casi siempre traemos una cruz para encomendarnos al supremo caporal que en este caso es Dios para que nos cuide en nuestra faena; llevamos una banda en la cintura y en el cabello llevamos un moño que es al mismo bordado de la blusa.
“Podemos tener dos variantes del traje, si no voy a montar como es el caso de hoy, el rebozo tiene que ir anudado del lado izquierdo y usamos una bota blanca de tacón. Al contrario si nos montamos en lugar de ser botas blancas, son botas café estilo Jalisco”, mencionó.
Los hermosos ojos azules de la escaramuza Paola Márquez, compiten con la belleza de su traje de china poblana color verde esmeralda y en cuya enagua descansa un águila de la época del Porfiriato elaborada en brillante lentejuela.
“La blusa tiene el mismo motivo que la falda, usamos collares de papelillo, aretes de filigrana y en el cabello únicamente podemos usar listones. En la parte lleva un fondo que hasta abajo tiene los picos bordados a mano y antes decían que si las mujeres salían a la plaza a caminar es que se iba de picos pardos.
“Porque esos picos al estar caminando en la plaza en el lodo, se ensuciaban, entonces se decía que la mujer que tenía picos pardos, es porque se había ido a ‘divertir’. Además debajo de este fondo llevamos una crinolina, además de unos zapatos que combinan con la falda”, destacó Aline.
Con un aspecto elegante, Patricia Orvañanos de Jiménez, mostró el traje de media gala de las charras, un conjunto que consta de tres piezas: chaleco, chaquetilla y falda, “lo utilizamos para montar y la falda tiene que tener un vuelo para cuando te subas al caballo. Siempre debes de usar las botas estilo Jalisco.
Para estas mujeres, ser parte del mundo de la charrería es todo un privilegio, ya que a través de él pueden traer de nuevo a la vida a estos símbolos femeninos mexicanos que forman parte de la identidad nacional.
“Es un orgullo poder representar una tradición, yo cuando conocí a mi marido no era charra, era de asfalto no más y desde que entre a esto es muy bonito cuando desfilas, cuando representas a tu país y todos somos muy entusiastas en este tema porque promovemos nuestras tradiciones”, puntualizó Patricia.