“La minificción es un género del tercer milenio que tiene como característica la brevedad, la diversidad, complicidad, fractalidad, fugacidad y virtualidad. Una de las diferencias que tiene es que puede parecerse a un poema, canción, chiste, pero debe contar una historia”, expresa Karla Gabriela Barajas Ramos.
Entrevistada con motivo de la publicación de su más reciente trabajo, Esta es mi naturaleza (Surdavoz 2018), este trabajo cuenta con la ilustración en portada de la obra La Pinocha, de Mynor Paredes, y prólogo de Ricardo Bugarín.
¿Qué presentas en Esta es mi naturaleza, libro editado por el sello Surdavoz?
Serían minificciones, porque abarcan de las 15, tal vez hasta las 250 palabras, así como algún cuento, porque quizás en uno me excedí con algunas palabras, pero son minificciones en general. La minificción son historias que van de la una a las 250 palabras, que tienen brevedad y algunos breves giros, por lo que en ellos las palabras te dan la vuelta a los temas.
¿Cómo descubres ese tipo de relatos para expresarte?
Hace aproximadamente diez años leí algunas microficciones, me llamaron la atención y empecé a buscar cómo realizarlas y seguí escribiendo. Posteriormente llego a ver cuál es la producción que se está llevando a cabo en la Universidad Benemérita de Puebla, en donde están generando muchos libros que tienen minificciones, y empecé a leer a los autores que hoy en día están publicando, además de los que ya lo habían hecho antes, como Franz Kafka, Augusto Monterroso, junto a los nuevos autores como Javier Perucho, José Manuel Ortiz Soto, Gloria Ramírez, Ricardo Bugarín, Fernando Sánchez y Gabriel Ramos, entre otros.
¿Qué cosas encontramos como lectores en las minificciones, además de la brevedad?
Que es metaficcional, es decir, que puedes introducir la información de un cuento que va a venir dentro de tu misma historia; también tomar los cuadros semióticos, que consisten en, por ejemplo, El Quijote, que es algo que ya tenemos muy clara la definición, entonces al enunciarlo en la minificción ya no tienes que dar como la descripción. Como diría José Luis Zárate, es como leer la hoja del árbol y dejar que el lector juege con esto.
Se maneja también finales anafóricos, en los que tú puedes tener tu propia versión de esa minifición: mientras que en los cuentos también los hay anafóricos, pero se manejan cerrados o abiertos y finalmente no se puede jugar tanto y tiene que estar muy claro lo que quieres contar en tu cuento; mientras que en la minificción juega el lector, juega el escritor y en ese silencio, en ese vacío es donde se crea la historia.
¿Qué cuentos conocidos o personajes populares retomas y plasmas en Esta es mi naturaleza?
La idea con este libro es justamente jugar con esa exploración y preguntarse, bueno, ¿cuál es mi naturaleza? Si socialmente nuestro lenguaje nos va marcando, por ejemplo, saber por qué cuando se escucha la palabra “colibrí”, rápidamente lo asociamos con un picaflor, lo que nos lleva a pensar que un hombre es infiel; o por ejemplo, al decir: “La mujer es una muñeca”, puede llegar a pensarse que alguien es manipulable.
Dentro del lenguaje también nosotros tenemos esos cuadros; entonces, es buscar o hacer una historia que te haga reflexionar por qué estamos asociando al colibrí con un hombre que es incapaz de ser fiel, o por qué una mujer puede ser manejada de acuerdo con los estereotipos, acorde con los hilos sociales que te han inculcado desde niña. También hablo de Peter Pan, Avelina Lesper, margaritas y hasta zombis.
¿Cuánto tiempo te llevó escribir estas minificciones? ¿Fueron pensadas para formar este libro?
Las trabajé más o menos un año y para pasar los filtros lo que hacía era enviarlas a revistas, entonces las mandé a revistas como Brevilla en Chile, Plesiosaurio nº10 en Perú y en otras publicaciones que las fueron acogiendo, por lo que, si las publicaban significaba que habían aprobado un filtro, y también dejaba que las guiara mi naturaleza. En resumen, los relatos fueron hechos pensados para este libro, pero tenían que pasar ciertos filtros.
¿Por qué le apuestas a la editorial que encabeza Fabián Rivera?
A Fabián lo conocí en un diplomado que se llevó a cabo hace unos siete años, y lo que veía en este joven era mucho talento, mucho potencial, y decía que debería estar escribiendo poesía o editando. Es una persona consolidada, madura. Entonces, en abril del año pasado inicia con su proyecto editando su libro De vértebras y ocasos; me dio un gusto enorme porque su naturaleza es esa, estar escribiendo y compartiendo el brillo interior que tiene a través de la poesía. Así debería ser la gente, estar haciendo lo que les gusta, luchar para que funcione. Y de esta manera paso a ser parte de esta casa editorial donde están muchísimas más personas.