Las lluvias comenzaron a causar estragos entre los afectados por el sismo pasado. Mojan los muebles rescatados, no dejan dormir a gusto, pero lo más preocupante es que roba la calma de quienes por necesidad tienen que seguir habitando las viviendas dañadas.
Isidro Hernández Solís sufrió la “pérdida total de su casa”. En realidad literalmente solo cayó el tejado. Las paredes de adobe permanecen erguidas, pero no será así por mucho tiempo: se ven visiblemente inclinadas y a punto de caer.
Las réplicas del sismo de 8.2 grados del 7 de septiembre y nuevos sismos han menoscabado lenta, pero gradualmente, la vivienda.
Para proteger de la lluvia sus pocos muebles rescatados, Isidro colocó lonas en el techo. Pero la precipitación pluvial está erosionando las paredes que en cualquier momento podrían caer con las personas adentro.
Entrevistado en su domicilio ubicado en la calle Taray, entre Jorge Gómez y Juan María Hernández de la Ribera Cerro Hueco, Isidro dice que ha dado varias vueltas.
Cometió el error de firmar la “nómina” por 30 mil pesos, pero solo le dieron 15 mil. Con eso no puede construir.
“Me dicen que tire la pared, pero si la tiro, ¿cómo construyo? Me exigen que no viva adentro, pero, ¿a dónde me voy?”, pregunta desesperado.
Como Isidro, viven un problema similar Rebeca Sánchez Hernández y Martha Patricia Sánchez Sánchez, tesorera y presidenta del comité de la Cocina Comunitaria de Cerro Hueco. “Mi familia duerme en casas de campaña por temor a que la casa caiga”, dijo Martha.
Irma Hernández Sánchez tenía su casita en la calle Taray de la Ribera Cerro Hueco. Ahora vive hacinada con su familia en un cuarto aledaño de cuatro por cinco metros.
Como ellas, en la demarcación de 44 colonias, hay unas 800 familias perjudicadas y abandonadas, dijo el agente municipal Cuauhtémoc Cobatzin Álvarez. Un 30 por ciento sigue viviendo en casas de adobe, con riesgo de caer, indicó.
“El problema es que Protección Civil envió a gente no capacitada a supervisar las casas, hasta la que hace el aseo llegaba y ponían un folio, y daban un color dependiendo de la seriedad; pero no era creíble porque en poco tiempo, sin instrumentos, sin conocimiento, en 30 minutos no pueden determinar si un inmueble es o no habitable”, dijo el funcionario.
Actualmente, Protección Civil no ha realizado un nuevo censo para determinar cuántas casas en riesgo de caer hay en la capital o el resto de la entidad, a causa de las lluvias. Eso indicaron algunos de los afectados entrevistados.
Lamentaron el engaño de los funcionarios. “Ya fuimos a la Sedatu y de ahí nos envían a la Secretaría de Hacienda, ahí nos dicen que ya depositaron y que vayamos a Bansefi, al llegar al banco nos rebotan y dicen que vayamos a Sedatu porque no han depositado nada. Es un relajo, nos traen como pelota”, coincidieron.
A nueve meses de la tragedia sísmica miles siguen sin recibir los apoyos prometidos por los tres niveles de gobierno. Les entregaron tarjetas sin fondos.
“Mientras los políticos siguen en campañas electorales, en absoluto derroche de recursos públicos, miles de familias aún viven en las calles, campamentos improvisados, de arrimados o peor aún, bajo el techo de la vivienda dañada con el riesgo de ser aplastados”, dijo Cobatzin Álvarez.