La cultura indígena está llena de simbolismos que aparecen en diferentes ceremonias, como en el altar maya que se coloca en ocasiones especiales, afirmó Bartolomé Espinosa Vázquez, conocido como Cachorro Maya Ancestral, perteneciente al Consejo de Guías Espirituales Mayas Balam Quitzé, de Guatemala. Como miembro del equipo sur de la diócesis de San Cristóbal de Las Casas, le correspondió instalar el altar que se colocó durante la ceremonia realizada el 25 de enero en el parque central para recordar al obispo Samuel Ruiz García, en el 11 aniversario de su fallecimiento. En entrevista explicó el significado de los diferentes elementos que conformaron el altar, entre ellos granos de maíz de colores, frutas y frijoles: “Pusimos principalmente el color rojo que es donde nace el sol y representa la sangre de nosotros y de nuestros ancestros y representa a Dios, el sagrado sol”. Agregó: “Pusimos el color negro que es el descanso; la madre luna, representa nuestros cabellos y nuestros ojos. El amarillo, en el sur,
El significado de los elementos del altar maya
La cultura indígena está llena de simbolismos que aparecen en diferentes ceremonias, como en el altar maya que se coloca en ocasiones especiales, afirmó Bartolomé Espinosa Vázquez, conocido como Cachorro Maya Ancestral, perteneciente al Consejo de Guías Espirituales Mayas Balam Quitzé, de Guatemala. Como miembro del equipo sur de la diócesis de San Cristóbal de Las Casas, le correspondió instalar el altar que se colocó durante la ceremonia realizada el 25 de enero en el parque central para recordar al obispo Samuel Ruiz García, en el 11 aniversario de su fallecimiento. En entrevista explicó el significado de los diferentes elementos que conformaron el altar, entre ellos granos de maíz de colores, frutas y frijoles: “Pusimos principalmente el color rojo que es donde nace el sol y representa la sangre de nosotros y de nuestros ancestros y representa a Dios, el sagrado sol”. Agregó: “Pusimos el color negro que es el descanso; la madre luna, representa nuestros cabellos y nuestros ojos. El amarillo, en el sur,