Obligan a pobladores a unirse a criminales

El 9 de mayo, en vísperas del Día de las Madres, un grupo de criminales ingresó a una de las comunidades de Chicomuselo. En la plaza central del pueblo, uno de los jefes con un fusil de asalto, chaleco táctico y uniforme tipo militar, les advirtió a los hombres y mujeres que debían colaborar con ellos para evitar el avance de sus enemigos, porque quien se niegue, los amenazaron con tablearlos o colgarlos en la cancha, como escarmiento. Los hombres llegaron por la mañana de ese jueves en camionetas todo terreno, algunas adaptadas con blindaje artesanal, para llamar a todos los pobladores que se concentraran en la cancha del ejido. El jefe parecía molesto, porque aseguraba que en esa comunidad habitada por más de medio millar de habitantes, había gente que colaboraba con sus enemigos, pero que la buscarían para darles un castigo. “Tienen que colaborar con nosotros”, dijo el jefe de sicarios a los hombres y mujeres. “El que se niegue a estar con nosotros, aquí lo vamos a guindar (colgar)”, arremetió el jefe crim