Despiden a la musa eterna en Bellas Artes

Eran las 11 de la mañana con 22 minutos y 17 segundos cuando Silvia Pinal entró, por última vez, al Palacio de Bellas Artes, el recinto que en vida le rindió homenaje hace dos años. Lo hizo entre aplausos y gritos con su nombre, mientras su féretro recorría el lobby del edificio para ser colocado en un descanso de las escaleras principales y frente a un gran retrato suyo en blanco y negro. “¡Viva la diva!”, se oyó en algún momento, recibiendo como respuesta una frase similar. El cortejo lo encabezaba Sylvia Pasquel, su hija mayor, mientras que Alejandra Guzmán era una de las que cargaban el ataúd que protegía a su mamá, fallecida el jueves pasado. El lobby se vistió de girasoles, alcatraces y gardenias, y varias fotografías de Pinal en personajes de sus películas como Viridiana y hasta una reproducción de la pintura que le hizo Diego Rivera. “Se va nuestra amada madre”, comenzó diciendo Pasquel, la primera de las oradoras de la familia en el homenaje de cuerpo presente. “Duele mucho perder a mi más grande amo