Errantes explora la fragilidad humana

Errantes: viaje a la memoria, pieza escénica entre la danza y el teatro que dirige Gilberto González Guerra, cuenta la historia del Mago Blanco, creador de universos fantásticos, quien, en el límite entre la vida y la muerte, la alucinación y la realidad, crea a los errantes, una serie de personajes que lo acompañan en ese proceso hacia el final. Pero resumir así el argumento de la obra es quedarse en la superficie porque Errantes explora la fragilidad humana en ciertos procesos. Surgió a partir de dos experiencias cercanas a la muerte que tuvo González Guerra. Una de estas fue el deceso de su madre. El director cuenta que, entonces, su papel no solo fue el de un hijo amoroso, sino el de un cuidador, acompañante y enfermero durante el tiempo que ella combatió el cáncer: “Prácticamente viví con ella todo ese proceso hasta el final”. El proceso, la búsqueda que derivó de él, lo llevó a escribir la obra; “convertí mis miedos, la inquietud de cómo se presentaría la muerte, en un acto y acompañamiento amoroso”, ex