José Clemente Orozco honra a las madres

Hace cien años, José Clemente Orozco decidió inmortalizar el tema de la maternidad en los muros del Colegio de San Ildefonso con una pieza de 25.8 metros cuadrados, en la que se aprecia a una mujer de cabello rubio que sostiene a un niño de ojos azules a quien observa con ternura, mientras a su alrededor flotan cuatro figuras etéreas, que podrían representar  a los cuatro elementos o las cuatro estaciones, dice a Excélsior Verónica Herrera, investigadora de dicho recinto. “Se trata del único mural que sobrevive de la primera etapa de José Clemente Orozco en San Ildefonso, que data de 1923, en el que algunos identifican algunos guiños a Botticelli, con esas figuras etéreas que parecen flotar en torno a la figura central de la madre, aunque también podemos identificar otra figura recostada, que da la espalda al espectador, que ofrece un racimo de uvas a la madre y podría ser entendido como un tributo a esa maternidad, porque cuando uno acude a conocer a algún bebé, siempre lleva consigo un obsequio”, abunda Her