Una comedia romántica muy pero muy old school, Nadie quiere esto funciona como una mezcla de rutinas tradicionales de la comedia televisiva que existen, bueno, desde que existen las comedias, con algunos elementos un poco más actuales, colocados allí para darle una pátina de contemporaneidad a un tipo de humor sencillo y a veces efectivo que existe desde el principio de los tiempos. Es que, más allá de ser un show con una protagonista que tiene un podcast sobre complicadas relaciones sexo afectivas, cambiándole apenas unas comas de lugar, esta comedia bien podría haberse hecho en el siglo XIX. La frase, en realidad, aplica bien para una relación romántica que no le viene bien a nadie. Es la que surge entre Joanne y Noah (Adam Brody, de THE O.C.), un rabino que se acaba de separar de su novia y al que conoce, en una situación confusa, en una cena con amigos. La supuesta incomodidad de la pareja está dada por el hecho, un tanto arcaico en los términos actuales en los que la serie existe, en que él, obviamente,
Nadie quiere esto
Una comedia romántica muy pero muy old school, Nadie quiere esto funciona como una mezcla de rutinas tradicionales de la comedia televisiva que existen, bueno, desde que existen las comedias, con algunos elementos un poco más actuales, colocados allí para darle una pátina de contemporaneidad a un tipo de humor sencillo y a veces efectivo que existe desde el principio de los tiempos. Es que, más allá de ser un show con una protagonista que tiene un podcast sobre complicadas relaciones sexo afectivas, cambiándole apenas unas comas de lugar, esta comedia bien podría haberse hecho en el siglo XIX. La frase, en realidad, aplica bien para una relación romántica que no le viene bien a nadie. Es la que surge entre Joanne y Noah (Adam Brody, de THE O.C.), un rabino que se acaba de separar de su novia y al que conoce, en una situación confusa, en una cena con amigos. La supuesta incomodidad de la pareja está dada por el hecho, un tanto arcaico en los términos actuales en los que la serie existe, en que él, obviamente,