Un acercamiento a los poemas de Jorge Abarca

En algún momento de nuestra vida tendemos ver hacia atrás. Es como si un impulso nos invitara a saltar al abismo. Y en ese viaje no bastan los recuerdos, la infancia y los ojos que vieron por primera vez el mundo; interesa ir más allá: ver lo que existe entre ruinas y conocer las voces que conectan con la historia de la que somos parte. La angustia del pasado, por decirlo así, es un síntoma que atañe a cada sujeto de cada época; es una necesidad imperiosa de volver a ese inicio que siempre está cambiando. Jorge Abarca decidió volcarse a la Grecia mítica en su primer libro, La tragedia encendida de los hombres (2019, Abriendo Caminos Editores), un conjunto de poemas de corte clásico en el que apenas se da licencia de traicionar los metros que en ellos escribe. Orfebre de la palabra, eligió el soneto y el endecasílabo como su respiración natural; en la ejecución de sus versos sale bien librado. Sin embargo, sobrevuela una interrogante: ¿cuál es el sentido de un escritor de revisitar temas que parecerían anacró