INE o CIC

¿Qué hacemos con la Cédula de Identidad Ciudadana (CIC)? Podríamos dejarla, como hasta hoy, durmiendo el sueño de los “justos” —que en realidad sería injusto por los miles de millones de pesos gastados— o podríamos, de una vez por todas, decidir, con seriedad, ponerla en marcha o cancelarla definitivamente. Me queda claro que la determinación a tomar no es sencilla porque, entre otras cosas, su cancelación requeriría reformar varias leyes y la misma Constitución, pero su posible expedición pondría en aprietos a la muy socorrida credencial para votar. Me explico. El artículo cuarto transitorio de la reforma de 1992 a la Ley General de Población (Legepo) estableció que “en tanto no se expida la Cédula de Identidad Ciudadana, la Credencial (para Votar) podrá servir como medio de identificación personal”. La transitoriedad de esta medida lleva 25 años sin resolverse por lo que la credencial para votar ha hecho lazos, al parecer indisolubles, con su función de identificación, convirtiéndose lo transitorio —por vía