El trabajo de niñas, niños y adolescentes en México ha ido a la alza desde el año 2020, cuando se presentó la pandemia del Covid, y de acuerdo con las estadísticas del Inegi, más de 3.7 millones de ellos realizan alguna actividad pero sin tener un ingreso formal.
El coordinador nacional del Proyecto Accionnar de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Antonio Benavides, afirmó que ello se debe a los problemas económicos en las familias.
“Hasta el 2019 la estadística iba descendiendo y lamentablemente en el 2020 tuvimos la pandemia del Covid, lo que provocó un repunte, por lo que desde la OIT estamos aplicando conjuntamente con los gobiernos estatales y locales, así como organismos de las naciones unidas, diversos programas para combatir el trabajo infantil”, señaló.
Precisó que los apoyos que otorga el gobierno federal para que niños y jóvenes sigan estudiando es fundamental, porque de esa manera pueden seguir estudiando y preparándose.
Factor económico
“La mayoría de las niñas, niños y adolescentes trabajan por un aspecto económico, por un ingreso, pero este es menor a un salario mínimo, por lo que es un mito que el trabajo infantil produzca economía”, insistió.
Mencionó que las encuestas han dejado ver que el trabajo infantil se da en los sectores de servicios, comercial, construcción y agrícola, además de casos de “mendicidad forzada y menores trabajando en cruceros y semáforos”.
Por otra parte, también dijo que los menores y adolescentes migrantes tienen tres veces más riesgos de ser víctimas de trata o trabajo forzoso, ante lo cual se conjugan acciones con las instituciones gubernamentales para atender ese fenómeno, sobre todo en la frontera sur del país.
Benavides, quien participó en la presentación del Proyecto Accionar a gobiernos locales y empresarios, pidió brindar atención al trabajo infantil que se presenta en las diversas regiones del país.