En el transcurso del mes, han circulado en redes sociales denuncias sobre los conocidos “cristalazos” o ventanas rotas de vehículos que se encuentran estacionados en las inmediaciones del parque Jardín de la Marimba.

Casos

Una de las denuncias que más ha trascendido, es la de una ciudadana que estacionó su vehículo sobre la segunda Norte entre novena y décima Poniente.

Cuando llegó a su coche para abordarlo, encontró el cristal roto de una ventana, del cual sustrajeron dos mochilas que contenían pertenencias de valor, como “una calculadora, una tablet y cargadores de celular”, según la publicación que circuló en la red social X.

Debido a la situación, decidió llamar al 911, sin embargo, ni un elemento llegó al lugar donde sucedió el robo.

Por otra parte, sobre la misma segunda Norte, pero entre las calles 7ma y 6ta Poniente, otra ciudadana fue víctima de robo de pertenencias en el que irrumpieron en su vehículo mientras estaba aparcado. En este caso fue distinto, “a mí no me cristalearon, pero sí me abrieron el carro”; dijo la ciudadana quien prefirió omitir su nombre

Relato

“Lo dejé unas dos horas, (…) noté la guantera abierta y la chapa en mal estado del lado del copiloto, pues la forzaron. Se llevaron mis pinzas y cables pasa corriente y una lapicera de tela. No había nada de valor pero sí tuvieron todo el tiempo para revisar porque lo dejé estacionado por varias horas”, narró.

“Tanto a empleados de comercios aledaños al parque de la Marimba como visitantes al mismo se les preguntó si sabían de estos robos en los vehículos estacionados, indicaron que hasta el momento desconocían pero que se habían dado cuenta que no hay elementos policiales que resguarden el parque o hagan rondines.

Cabe señalar que al rededor del parque de la Marimba está mayormente iluminado y con tránsito peatonal constante y negocios abiertos, algunos, hasta más de las 9:00 de la noche; pero a dos cuadras de la redonda, las calles están poco alumbradas y con poco transito de personas,

“Cuando salgo de trabajar por la noche, sí está un poco solitarias las calles, no me extraña que hayan gente amante de lo ajeno que quiera llevarse las cosas y no hay quien los mire”, dijo un empleado de uno de los negocios establecidos en el área.