Bonsái, el alma de la naturaleza viva

El arte del bonsái es más que un simple gusto, su labranza requiere compromiso y dedicación, pues quienes los cuidan se hacen responsables de una forma viviente, que además demanda años de aprendizaje constante.

En la calzada de las Personas Ilustres, en la capital chiapaneca, se encuentran algunos horticultores de bonsái, creando y modelando estos árboles en miniatura, utilizando técnicas chinas que añejamente se implementaban para eliminar las partes menos esenciales de la planta y lograr una forma muy particular. La finalidad es que las ramas, troncos y raíces mantengan su apariencia retorcida.

“La práctica de las técnicas transmite un poco de calma, el cual nos enseña a comprender la naturaleza. Puesto que el bonsái puede ser considerado como una verdadera escultura viviente que nunca deja de manifestarse”, comenta Orlando Ortíz, unos de los horticultores añosos; mientras centrado en su faena corta con delicadez algunas hojas que a simple vista mejora la apariencia de esta especie.

Para el cultivo se debe tomar en cuenta que, un bonsái es un árbol y por lo tanto requiere cuidados especiales y permanentes.

“También es necesario conocer las partes de un árbol y como funcionan entre sí, ya que esto nos ayudaría a mantenerlo con vida, por eso hay que familiarizarnos con la raíz, el tronco, las ramas y las hojas”, finaliza Ortíz.