“Chiapa Soy”, los herederos  de la marimba chiapaneca
La familia Amaya Cundapí se ha dedicado a la música por generaciones. CP

Ángel es un pequeño de ocho años experto en tocar la marimba. Este don fue descubierto cuando tenía tres. Al paso del tiempo se integró a la orquesta familiar junto con su primo de la misma edad, quien es danzante de música tradicional para formar el concepto “Chiapa Soy”.

Raymundo Amaya, con 30 años en el oficio de marimbero e integrante de este grupo, compartió que toda la familia son de una larga tradición musical que se ha transmitido de generación en generación.

El pequeño artista

Sin embargo, dos de sus integrantes desarrollaron un talento demasiado temprano por la música y la danza, convirtiéndose en los herederos de esta tradición.

Ángel de Jesús Méndez Navarro, con ocho años de edad, lleva cuatro tocando a lado de sus tíos, es capaz de desarrollar melodías completas, resolver algunos problemas complejos que se presentan en las presentaciones. Sus maestros refieren que es un pequeño artista con un talento natural.

Pero esto no es todo, es el primero de su clase: “es un niño que disfruta la música, desde una corta edad tuvo un acercamiento e interés que en estos tiempos es algo raro; la música ha logrado que se desarrolle plenamente”.

“Me gusta la música de marimba, cuando toco siento que mi corazón está contento, la gente me pone un poco nervioso pero un rato, luego me siento bien y sigo tocando”, expresó el joven músico.

Los tres integrantes adultos de la marimba refieren que además de la marimba también toca la batería, demostrando que la música corre por su sangre.

“Es capaz de tocar varías melodías, tiene listos varios arreglos, varios sones, o en acompañamiento, tiene la capacidad de un músico adulto, si se pierde en alguna melodía es capaz de resolverlo”, compartió Raymundo, tío e instructor de Ángel.

A este grupo se ha sumado también un pequeño danzante, Cristián Amaya, de siete años, quien realiza una serie de bailes acompañando la marimba desde hace tres años.

Este pequeño, al igual que su primo demostró desde una edad muy corta un gusto especial por el baile tradicional.

Nace el proyecto

El talento de estos pequeños llevó a esta familia a desarrollar el concepto “Chiapas Soy”, que es una marimba a la que se han integrado estos jóvenes artistas, al que también buscan sumar una niña chiapaneca.

A pesar de ser un instrumento representativo de Chiapas, estos músicos buscan espacios para tocar: “hemos pedido a las autoridades que nos den la oportunidad de presentarse en el emblemático Parque de la Marimba, en el horario matutino, para que el turismo disfrute de este espectáculo”.

Indicaron que esto serviría para atraer al turismo, ya que este punto es muy visitado también por las mañanas, sin embargo no existe algo más que lo haga atractivo en ese tiempo.

Señaló que no cobran ninguna cuota en las presentaciones que hacen en los espacios públicos, sin embargo son contratados para eventos particulares. “Claro que tenemos un gusto particular por la música, mi padre era músico de la Banda de Música de Gobierno del Estado, con él tenemos otra marimba, donde también tocan otros familiares”.

Toda la familia Amaya Cundapí se dedica a la música, son marimbistas desde hace varias generaciones, donde afortunadamente las nuevas generaciones han aceptado este oficio.

Ángel y Cristian son los herederos de esta tradición familiar que es representativa del estado, con ello también contribuyen a la preservación de las tradiciones y cultura chiapaneca.

Los pequeños no se enfocan en ganar una moneda; cuando comienzan a tocar y danzar, sus manos y cuerpo se mueve por sí mismos, disfrutando de lo que hacen, atrayendo la atención de los que disfrutan este grato espectáculo.