¿Listos para despejar? Esa es la señal que retumba al interior del Centro de Adiestramiento Regional de la VII Región Militar en San Cristóbal de Las Casas. Sus elementos, a través de diferentes fases, se preparan de manera física y mental para cuando se requiere efectuar operaciones, siempre pensando en la paz y el bienestar social.
El subteniente de Caballería, Axel Pichardo Jaimes, relató la forma en la que intervienen los elementos de la Primera Sección cuando sufren una agresión; en esta ocasión el Escalón Superior autorizó el reconocimiento del terreno para despejar cualquier amenaza (en un escenario simulado de práctica).
Ejército, sinónimo de orgullo
La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) abrió sus puertas al equipo de la editorial Cuarto Poder para mostrar a la sociedad la preparación permanente de los soldados. Con el adiestramiento se busca reducir al máximo cualquier tipo de baja, pero también para que los elementos aprendan a resolver los inconvenientes que surjan con el armamento o el personal.
“¡Vuelta a la izquierda! ¡Vuelta a mi derecha; necesito apoyo para despejar, yo te apoyo con la seguridad al frente!”, son las indicaciones que se oyen en una fase del adiestramiento; los uniformados siempre portan todo el equipo que requieren para esas eventualidades.
Sobre el pecho de cada elemento se encuentra un chaleco porta placas y un fusil FX de calibre 5.56, con un cargador de 30 cartuchos y cinco cargadores adicionales. El objetivo de todo esto es defender la soberanía del pueblo y atender las necesidades que la sociedad requiera.
“¡Ayúdenme, por favor!”, exclamó una mujer que estaba de rehén en una recámara (en la representación realizada), mientras un agente del Ministerio Público (MP) informaba de su presencia para iniciar el cateo. “¡Entren por el centro!”, retumbó la voz que guiaba la operación; al unísono se oía: “¡Solicito apoyo para despejar la siguiente habitación!”.
Todo se hace con base en protocolos
El MP dialoga con la víctima, y viene en compañía del Ejército Mexicano. El sector avanza y la seguridad se va relevando. Cada equipo sabe qué papel juega y cómo debe responder ante las circunstancias o los enemigos que se encuentren al interior. Para una mejor preparación, en todas las etapas del adiestramiento pasan por la parte del simulador de tiro.
Aunque adentro del sitio intervenido pueden encontrarse transgresores de la ley, se deben anteponer los derechos humanos de los individuos, independientemente si se encuentren armados o no, “mientras nosotros no seamos agredidos de una manera letal, nosotros no podemos responder”, relató Pichardo Jaimes.
Cómo reaccionar a una emboscada
Una explosión sorprendió al Ejército y fue el momento para repeler la agresión. Hubo un sonido ensordecedor. De repente un soldado a pecho tierra hizo la indicación para accionar una “Minimi” (ametralladora ligera); con esa arma se dio unos segundos para que cada soldado tomara posición.
Dentro del Centro de Adiestramiento Regional se cuenta con horarios específicos para realizar actividades físicas, las cuales involucran ejercicios de brazos, abdomen o piernas, debido a que usar el casco, chaleco y cargar el armamento puede significar hasta 17 kilogramos adicionales sobre el cuerpo.
Cada que el Ejército Mexicano se mueve a cualquier tarea encomendada, siempre lo hace con todo el equipo orgánico para resguardar la seguridad del entorno. Estos elementos atienden múltiples necesidades, desde salvar la vida de alguna persona en fuego cruzado y hasta la participación en desastres naturales, es decir, ante cualquier situación tienen que estar preparados.
Salvar al rehén
Después de rescatar a una persona se le brindan los primeros auxilios y se estabiliza de los daños físicos o psicológicos que haya sufrido. Los militares también se preparan sobre agresiones en retaguardia; aquí el adiestramiento es importante es dos aspectos: el primero, para repeler el ataque de agresores, y el segundo, para no barrer a los compañeros.
Para quienes apenas tienen un par de semanas después de causar alta, comienzan a conocer las armas, reciben conocimientos básicos y deben superar una serie de obstáculos que demandan una condición física importante, debido a que portan el uniforme y también el fusil (pero sin cargador).
En un recorrido de unos 700 metros, los elementos deben cruzar los siguiente obstáculos: el medio “lomo de puerco”, el salto con apoyo, los pilotes, la viga de equilibrio y el salto de longitud. A la lista se suma el salto triple, zigzag, el “salto de Tarzán” y la alambrada baja.
Cuando llegan a la etapa de la cuerda, en la que hay que deslizarse sobre ella con el equipo, el rostro de los elementos se nota cansado, pero aun así deben continuar con el entrenamiento.
Todas las etapas del adiestramiento son importantes, y es por ello que esa preparación marca la diferencia cuando se requiere la presencia del Ejército Mexicano en alguna operación.
Por hoy, ¡todo está despejado!