El padre Marcelo Pérez fue un hombre de fe

El sacerdote tsotsil, Marcelo Pérez Pérez, de 51 años, fue asesinado a balazos este domingo cuando salía de oficiar una misa en el barrio de Cuxtitali.

Vecinos dijeron que los agresores, quienes presuntamente se transportaban en una motocicleta, le dispararon cuando ya estaba en su camioneta, la cual avanzó algunos metros y se detuvo. Varios católicos alcanzaron a observar, por lo que trataron de auxiliarlo, pero fue en vano.

Origen

Marcelo Pérez Pérez, originario del municipio de San Andrés Larráinzar, situado en los Altos de Chiapas, denunció amenazas de muerte desde hace varios años, pero había rechazado protección.

De acuerdo con habitantes de Cuxtituali, ubicado en el oriente de San Cristóbal, el presbítero llegó a las seis y media de la mañana de este domingo al templo para oficiar la misa dominical.

Al concluir, poco después de la siete y media para dirigirse al vecino barrio de Guadalupe, de donde era párroco, salió del templo y se encaminó hacia su camioneta blanca con vidrios oscuros que tenía estacionado a pocos metros de la iglesia, sobre la calle Peras.

“Se presume que subió al vehículo y ahí le dispararon, pero alcanzó a conducirlo, varios metros más adelante se detuvo y ya no pudo continuar. Se oyeron al menos cinco balazos de alto calibre, por lo que varias personas salieron corriendo a verlo, pero ya estaba muerto”, dijo una vecina. La unidad blanca, que presentaba al menos tres orificios en la ventanilla del lado del conductor, quedó sobre la calle Peras, entre Las Manzanas y Peje de Oro.

Poco después llegaron integrantes de las fuerzas de seguridad de los tres niveles y personal de la Fiscalía General del Estado (FGE) quienes acordonaron el área, mientras muchos católicos lloraban y rezaban. A las 9.50 horas llegó una grúa, subió la camioneta con el cuerpo en su interior y la trasladó al Servicio Médico Forense para la necropsia de ley.

Obispo

Al iniciar la misa de las 12 horas en la catedral, el obispo de San Cristóbal, Rodrigo Aguilar Martínez, dijo con la voz quebrada: “Esta mañana le han dado muerte al padre Marcelo Pérez Pérez. Salía de la misa en Cuxtitali y a escasos 50 metros lo acribillaron con varios balazos. Era un hombre bueno, que recibía y escuchaba a todos y siempre promovía la paz con verdad y justicia, me encontré con él la noche del sábado y ahora está, esperemos, gozando de Dios; que su muerte nos ayude a perdonar a pesar de todos, no odiar”.

Ya en la homilía reiteró: “La verdad que me siento muy afligido por la muerte del padre Marcelo, un hombre y un sacerdote lleno de fe. Me comunicaba todo. Yo sabía que tenía amenazas de muerte por buscar la paz con verdad y justicia. Chiapas, todo el país y el mundo entero se están llenando de violencia, de muerte, de sangre”.

En entrevista colectiva posterior, añadió: “Estamos dispuestos a perdonar a los agresores, a los homicidas y a quienes los mandaron, pero que recapaciten, que la verdadera paz tiene que ir unida a la verdad y a la justicia. Tenía amenazas de diversas personas. Parece que iba solo. Lo que ocurrió fue como una ofrenda de vida para que crezca la paz en Cristo Jesús”.

El sacerdote José Luis Bezares Selvas, de la vicaría de Justicia y Paz de la diócesis, manifestó, “estamos adoloridos, conmovidos y también indignados, sobre todo porque se había levantado la voz muchas veces para exigir justicia y búsqueda de la paz y no se ha podido. Queremos que haya justicia, que se llegue hasta las últimas consecuencias, que no haya chivos expiatorios, que se llegue a los autores intelectuales, que haya verdadera justicia. Es una exigencia no solo de la diócesis”.

Agregó: “Todos sabemos del trabajo de mediación que tenía el padre Marcelo en la búsqueda de la paz desde hace años; habrá repercusión, no sabemos de qué tipo será la respuesta de la sociedad que está cansada; será un detonante para una búsqueda más profunda de la paz y que las autoridades tomen cartas en el asunto. Fue un gran hombre, un hombre de fe, tenía convicción de seguir a Jesús hasta dar su vida como ha sido; lo movía la fe y la búsqueda de la construcción de una nueva sociedad”.

Justicia, justicia

Una vez que personas de la FGE le practicó la necropsia, el cuerpo fue llevada a las dos de la tarde en un ataúd color madera al templo de Guadalupe, acompañado por cientos de personas. Católicos lo esperaban en la plazuela. “Justicia, justicia”, corearon cuando fue bajado de la carroza y subido por varios hombres por las escaleras hasta el templo, donde era esperado por más personas.

El féretro fue colocado en el piso sobre una alfombra y dos sacerdotes le pusieron encima dos estolas que usaban cuando oficiaba misas. Sus familiares rodearon el ataúd y el grito de “justicia” retumbó en el templo de Guadalupe. “¡Viva el padre Marcelo!”.

Aguilar Martínez presidió la misa de cuerpo presente en ese templo poco antes de las 3:00 pm. “Queda el testimonio y la palabra del padre Marcelo, las bendiciones que dio. Que su muerte produzca mucho fruto. No tenía miedo de morir. Algunos le llegaron a decir que estaba siendo muy atrevido, muy arriesgado, pero él arriesgó su vida por los más indefensos, los perseguidos por causa de la verdad y la justicia. Que su muerte física produzca muchos frutos de paz con verdad y con justicia. Pedimos que se haga la investigación correspondiente y se encuentre a los culpables”.