Un pequeño grupo de empresarios extranjeros (Carlos Meyer, Carlos Seippel, Ernesto Brauer, alemanes; Antonio Puig y Pascual, Francisco Pérez Raigadass, Pedro Cueto, españoles; Amín Simán; libanés y José Aramoni), mexicanos (Francisco Sarabia, Enrique Valero Arámbula, Carlos Maciel Espinosa y Florentino Ordoñez), chiapanecos (Vicente Farrera, Ciro Farrera, Rómulo Farrera, Nabor Yáñez, Cecilia Castillo Figueroa, Enrique Valero Arámbula, Moctezuma Pedrero, Romeo Corzo Grajales y Humberto Esponda Chavarría) y tuxtlecos, fueron los pilares del desarrollo económico de Tuxtla Gutiérrez a mediados del siglo XIX y principios del XX; ellos activaron y reactivaron, estabilizaron y sostuvieron el incipiente crecimiento y desarrollo económico.
Tuxtla Gutiérrez es un municipio dedicado al comercio y a la prestación de servicios y, en especial, a la burocracia, que le ha sido difícil su sostenimiento económico por sí mismo y en particular el poder crear una infraestructura básica creciente de acuerdo con su grado de crecimiento y desarrollo. Por tal motivo, históricamente ha sido el gobierno del estado quien ha realizado las grandes obras e inversiones en la construcción de edificios públicos, puentes, escuelas, pavimentación de calles y banquetas, introducción de agua potable y drenaje, embovedado de arroyos, etc.; y quien ha absorbido a través del tiempo a la población desempleada (que no ha podido emplear la iniciativa privada), a través de empleos temporales o permanentes.
La labor de los empresarios en el desarrollo del municipio tuxtleco aún no ha sido valorada en su justa dimensión económica y social, como sujetos dinámicos de la actividad económica municipal, estatal y nacional. En particular, las actividades de las empresas de la familia Farrera. Aquí cabría hacerse la pregunta: ¿Por qué la economía tuxtleca de finales del siglo XIX y principios del XX fue tan exitosa?, tanto que fue una importante exportadora a varios países del mundo. Y ahora, como capital del estado de Chiapas y con más y mejor infraestructura, ¿por qué no puede tener tanto éxito? Por tal motivo, las empresas Farrera, por derecho propio, deben pasar a formar parte de la historia económica de Tuxtla Gutiérrez y Chiapas.
Producción agrícola y ganadera.
Se exportaba directamente a las fábricas de Alemania, España, Estados Unidos de Norteamérica, Francia e Inglaterra.
Andando el tiempo, el incipiente grupo de empresarios conformaron una nueva clase social: la burguesía tuxtleca de finales del siglo XIX y de principios del XX, mismos que influyeron en la conformación de los equipos de gobierno del estado y pasaron a formar parte de las nuevas generaciones de políticos chiapanecos con gran influencia en el desarrollo de la política y la economía del estado; y con fuerte presencia política estatal por el poder económico y social que tenían y representaban, dando origen a una pequeña élite chiapaneca: la formada por la familia Farrera y Rabasa, empresarios ligados a la agricultura y ganadería de exportación, al mercado estatal y al sistema financiero mexicano.
Fue de esta manera como Tuxtla Gutiérrez tuvo acceso a los mercados internacionales y, por su importante ubicación geográfica, a la sede de los poderes del estado, mismos que influyeron en el aumento del dinamismo económico del Tuxtla de finales del siglo XIX y principios del XX.
Antecedentes históricos
La antigua ciudad de Tuxtla Gutiérrez fue fundada por fray Antonio de Pamplona en 1560, con un grupo de indígenas zoques, en las márgenes de algunos ríos y arroyos del valle de Tuchtlán. El pueblo estaba dividido en cuatro pequeños barrios: San Jacinto, Santo Domingo de Guzmán, San Andrés y San Miguel Arcángel.
Después de la Independencia (1821) y Federación de Chiapas a México (1824), nacieron los primeros comercios formales en el pequeño centro histórico de la Villa de San Marcos Tuxtla y en las principales calles de los barrios de Santo Domingo y de San Miguel, llamada desde entonces la “calle del comercio” (hoy calle 1ª. Poniente Sur), misma que hasta hoy día conserva su tradición de calle comercial, al ser una de las más concurridas por transeúntes, compradores y curiosos; y, en particular, haberse convertido en la calle preferida de miles de vendedores ambulantes, mismos que han hecho florecer, periódicamente, el comercio en la “antigua calle del comercio” de Tuxtla en detrimento del comercio establecido.
El antiguo centro histórico de Tuxtla Gutiérrez (de la 2ª. Avenida Norte y 4ª. Avenida Sur y de la 3ª. Calle Poniente a la 3ª. Calle Oriente), fue el espacio preferido de comerciantes y prestadores de servicios: almacenes, bares, billares, boticas, cafeterías, cantinas, cines, consultorios, consultorios, cristalerías, dentistas, escuelas particulares, estacionamientos de autobuses foráneos, estaciones de radio, expendios de aguardientes, farmacias, ferreterías, fotógrafos, grupos musicales, hoteles, joyerías, librerías, mercados públicos, mercerías, misceláneas, panaderías, papelerías, pastelerías, peluquerías, refresquerías, relojerías, restaurantes, salas de belleza, salones de baile, sastrerías, sombrererías, supermercados, talleres de modas, taquerías, teatros, tiendas de ropa y zapaterías, entre otros.
A principios del siglo XX, el comercio en Tuxtla se caracterizó por el gran número de microempresarios que tenía: Nabor Yáñez (Taller Fotográfico de Nabor Yánez, 1907), doña Carmen Camacho (Hotel y restaurant La Serpentina, 1907), Francisco Pérez Raigadas (Hotel Paco, 1907), Abraham Gamboa (Farmacia El Fénix, 1912), Alberto Redondo Jáuregui (Zapatería El Castor, 1913), Antonio Puig y Pascual (Librería y Papelería El Progreso, 1917), Daniel Toledo Benítez (Librería La Barata, 1919–1963), César D. Sánchez (Joyería La Duquesa, 1925), Camilo Espinosa (Fábrica de Refrescos Sin Rival, 1928), Juan Mejía Gamboa (Botica Mexicana, 1930), etcétera.
Grupo de empresarios tradicionales de gran arraigo popular entre la población tuxtleca, pues eran propietarios administradores de sus empresas comerciales, productoras o prestadoras de servicios; es decir, propietarios que manejaban directamente sus negocios, pues eran comercios individuales, personales o familiares; pequeñas y medianas empresas (Pymes), que comercializaban en un mercado poco competitivo.
La mayoría de los herederos chiapanecos continuaron los trabajos de sus padres, abuelos, suegros o esposos. Un caso particular es el de doña Asunción “Doña Chonita” Cal y Mayor, quien al fallecer su esposo don Pedro del Cueto innovó la antigua fábrica de cigarros Cueto y Compañía y creó la fábrica de cigarros La Vencedora, considerada como la primera mujer empresaria de Tuxtla que revolucionó el comercio a nivel estatal y que destacó en el mundo de los negocios de su época, gracias a la venta y distribución de las nuevas cajetillas de cigarros “Habanos” y “Aromas”, así como de los “cigarros de manojo”, los primeros que se vendieron a granel (a principios del siglo XX), sin cajetilla y sin marca, en tienditas y puestos ambulantes.
Asimismo, existió un numeroso grupo de microempresarios que eran considerados como personas que tenían inversiones en empresas de pequeña escala, entre las que destacaban: los panaderos, taqueros, carboneros, leñadores, peluqueros, sastres, modistas, músicos, etc.; así como algunos puestos ambulantes de comidas. Entre ellos figuraban: el maestro sastre Santán Gómez (Sastrería de Santán Gómez, 1902), el músico David Gómez Solana (Orquesta Abundio Martínez, 1912), el pianista y marimbista David Gómez Gutiérrez (Cuarteto Marimbístico de los Hermanos Gómez, 1918), el nevero Pedro García “Don Pedro” (Mini empresario independiente, 1920), el maestro Aniceto Lomelí (Marimba del Chetillo, 1920), la modista Cecilia Castillo Figueroa (Taller de Modas La Fama Elegante, 1928), el sastre cortador Francisco Rodríguez G. (Sastrería de Francisco Rodríguez, 1929), el inversionista Antonio Lemus y el taquero Enrique Ramírez (Taquería “de carnitas Michoacanas” La Providencia, 1952), el taquero Enrique Ramírez (Taquería La Michoacana, 1953), el taquero Ciro Hernández Guillén y Octavio Quintero Tacos Ciro, 1957 (después: Tacos don Ciro y Tacos Ciro´s), Rafael Ovilla González (Cantina La Viruta, 1953–1967), el fotógrafo Conrado Palacios (Foto Estudio Palacios), entre otros. Y en el ramo de servicios destacaron los hoteleros, gasolineros, restauranteros, etc.
Por segunda ocasión, una microempresaria destacó en el mundo de los negocios en la capital chiapaneca. Realmente la señorita Cecilia Castillo Figueroa era una maestra de la moda y la elegancia; su taller se distinguía por sus novedosos diseños, calidad y precios increíbles. El negocio se anunciaba en La Voz de Chiapas del 24 de mayo de 1928 (que dirigía Santiago Serrano) como “La Fama Elegante. Taller de Modas de las señoritas (hermanas) Castillo Figueroa”. Su trabajo personalizado fue un referente en el mundo de la alta costura.
NOMBRE y EMPRESA
Manuel Mancilla Ruiz Zapatería El Borceguí, 1925
Juan J. Fuentes Ferretería La Exposición, 1926
J. Francisco Farrera Zapatería El Porvenir, 1928
Camilo Espinosa Fábrica de Refrescos Sin Rival, 1928
Carlos T. Culebro Dentista Carlos T. Culebro, 1928
Cecilia Castillo Figueroa Taller de modas La Fama Elegante, 1928
Francisco Rodríguez G. Sastrería de Francisco Rodríguez, 1929
Domingo Castillejos Ferretería Castillejos, 1929
Enrique Yáñez (hijo de don Nabor Yáñez) Salón fotográfico Enrique Yáñez, 1929
Jesús Martínez Billares y cantina El Recreo, 1930
Alfonso Molet Salón Montecarlo (Cantina y billares), 1930
Francisco Sarabia Empresa Aeronáutica, 1932
Mario Maza Servicio de transporte (taxi) Tuxtla-Arriaga, 1935
Cine Alameda, 1940
Antonio Moya Cantinas Las Américas, 1945
Ing. Enrique Valero Arámbula Estación radiofónica XEON, 1946
Juan Mejía Gamboa Botica Mexicana, 1930 y Farmacia Mexicana 1970
Moctezuma Pedrero Fundador de la colonia Moctezuma y el Hotel Bonampak, 1948
Hermanos Grajales Fuentes Salón Saturno (cafetería, nevería y cervecería), 1948
Café Tepeyac,
Oscar Mario Oliva González Cantina El Ateneíto (1948–1960)
Embotelladora Coca–Cola, 1952
Antonio Lemus y Enrique Ramírez Taquería (de carnitas Michoacanas) La Providencia, 1952
Enrique Ramírez Taquería La Michoacana, 1953
Ciro Hernández Guillén y Octavio Quintero Tacos Ciro, 1957 (Tacos Don Ciro y Tacos Ciro´s)
Rafael Ovilla González Cantina La Viruta, 1953–1967
Romeo Corzo Grajales Edificio Corzo (cinco niveles), 1955. Llantas y cámaras General Popo
Humberto Esponda Chavarría Hoteles Gran Humberto y Esponda (1958)
Mario Enrique Esquinca Miceli Restaurant Las Pichanchas, 1976
Vicente Farrera Casa Vicente Farrera Sucesores, 1839 y Casa Farrera 1928
Dr. Domingo Chanona Botica y droguería El Comercio, 1870
Pedro del Cueto Fábrica de cigarros Cueto y Compañía, 1880
Nabor Yáñez Taller Fotográfico de Nabor Yáñez, 1890 y 1907
Hotel Porfirio Díaz, 1892
Carlos Meyer Ferretería y mercería alemana El Globo, 1892
Leopoldo Gout Tienda de mantas La Providencia, 1892
Dr. Arturo G. Serrano Botica y droguería El Águila, 1901 y 1907
Santán Gómez Sastrería de Santán Gómez, 1902
Eliza Yáñez Escuela particular de primeras letras, 1905
Doña Carmen Camacho Hotel y restaurant La Serpentina, 1907
Eduardo Sánchez Cantina La Puerta del Sol, 1907
Francisco Pérez Raigadas Hotel México, mejor conocido como Hotel Paco, 1907
Manuel Marroquín Hotel Central Marroquín, 1907
Dr. Juan G. Saldaña Consultorio (médico) BILZ, 1907
Cantina La Reforma, 1910
Abraham Gamboa y después Felipe Esquinca Farmacia El Fénix, 1912
David Gómez Solana Orquesta Abundio Martínez, 1912
Teófilo Ramírez Compra y venta de cueros (curtidos de pieles), 1913
Alberto Redondo Jáuregui Zapatería El Castor, 1913
Carlos Seippel Ferretería El Globo, 1913
Luis F. Meneses (maestros de Los fotógrafos Roberto Marín y Enrique Santiago) Salón fotográfico (fotografía moderna), 1913
Antonio Puig y Pascual Librería y Papelería El Progreso, 1917
David Gómez Gutiérrez Cuarteto Marimbístico de los Hermanos Gómez, 1918
Daniel Toledo Benítez Librería La Barata, 1919–1963
Manuel Ruiz Noriega Cantina La Ruta del Sol, 1920
Juan Cano y María Luisa Cano Gran Hotel Cano, 1920
Pedro García (Don Pedro) Mini empresario independiente “Nevero”, 1920
Aniceto Lomelí Marimba del Chetillo, 1920
Efrén Morales Periódico El Crepúsculo, 1920
Eleazar Camacho Botica Cruz Blanca, 1920
Abel Yáñez Taller fotográfico de Abel Yáñez, 1922
Manuel J. Borges Santomé Café Borges, 1922
César D. Sánchez Joyería La Duquesa, 1925
Ciro S. Rodríguez Tienda de ropa, calzado y sombreros, 1925