Chiapas continuará enfrentando un déficit de precipitaciones, por lo que el riesgo de que más lagunas y ríos tengan problemas de sequía es latente, advirtió Adrián Méndez Barrera, director de la región Frontera Sur, Istmo y Pacífico Sur de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).
En conferencia de prensa, dijo que en el caso de las lagunas de Metzabok, ubicada en la selva Lacandona, la falta de lluvias y una sequía cada vez más prolongada han provocado que una de ellas prácticamente se haya secado, sin embargo no es la única que enfrentaría un panorama similar, pues la laguna Ocotalito podría ser la próxima en secarse.
“Vamos a experimentar más cambios, en Nahá, Ocotalito que tiene siete hectáreas, es posible que también se seque”, indicó ante medios de comunicación.
Destacó que se mantiene un monitoreo puntual en ríos y lagunas que se encuentran dentro de las áreas naturales protegidas en Chiapas, las cuales, dijo, casi todas han mostrado cambios significativos derivado de la falta de precipitaciones.
“Hemos experimentado cambios en Lagunas de Monte Bello, Cañón del Sumidero, Nahá, Metzabok y en casi todos los ríos que están dentro las áreas naturales protegidas, pero basta ir a la Costa y ver que los ríos prácticamente están secos”, indicó.
Recordó que en los últimos cuatro años se han registrado cambios en la temperatura y precipitaciones, esta última con un déficit cada vez más marcado.
La sequía en las lagunas de Metzabok y Nahá han disminuido hasta en un 85 por ciento de su nivel regular. La última sequía parecida se suscitó hace más de 50 años, cuando se secó completamente y se tuvo un periodo de siete años para recuperar su condición óptima.
Méndez Barrera indicó que la zona de Metzabok se alimenta principalmente del sistema lagunas y de aguas subterráneas, lo que hace que estas corrientes puedan llegar a conformar los cuerpos de agua.
Sin embargo, las alteraciones que se tiene por el cambio climático hace que no se cumplan con los ciclos hidrológicos de agua, pues mucha se evapora antes de llegar al subsuelo.
En Metzabok, el complejo lagunar está conformado por tres lagos principales: T’zi Ba Na, Hoton Kák y Metzabok, todos ellos interrelacionados entre sí. El río alimentador llega a Tzibajna, del cual se transfiere el agua a los tres lagos restantes mediante canales temporales.
Por lo que Tzibajna mantiene un nivel de agua con variación media, mientras que los lagos adyacentes suelen mostrar drásticas bajas en su nivel. Hoton Kák es un sumidero de agua que suele secarse año con año.
Informó que tras secarse una de las lagunas de Metzabok, se llevó a cabo el rescate de seis cocodrilos y peces, los cuales fueron llevados a otras lagunas.
Respecto al fenómeno de “la canícula”, José Velásquez Martínez, jefe de la unidad de gestión de riesgos de la Conanp, había manifestado con anterioridad que dicho acontecimiento se iba a regionalizar en zonas donde iba a llover y otras donde se mantendría el calor, tal como sucede ahora.
El jefe de la unidad manifestó que la canícula es un fenómeno que se presenta en los meses de julio y agosto, con al menos 40 días de lluvia o sequía, pero para este año será de altas temperaturas, ya que desde el 2014 se presenta el fenómeno de “El Niño”.
Estos tres fenómenos convergieron en un mismo sitio, la selva Lacandona, lo que ha hecho que el nivel de los mantos acuíferos de dicha zona, como un lugar turístico y de asombro sin igual, pierda su belleza y se noten grandes extensiones de tierra árida.
El director aclaró que frente al cambio climático tienen un programa de adaptación específico, en el que definen qué especies de flora y fauna se ponen en peligro, pero ante el desconocimiento de las alteraciones que se presentan estos suelen modificarse cada cierto tiempo.
“Existen dos recomendaciones para mejorar según la ONU: ya no más deforestaciones y cambios en los patrones de alimentación de la humanidad, por lo que se tiene que trabajar como un tema urgente ante estos acontecimientos”, mencionó.
Méndez Barrera descartó que la sequía que se presentó en una de las lagunas de Metzabok tenga relación con una posible grieta que se haya derivado del terremoto que registró Chiapas en septiembre del 2017 y se trata más de un efecto derivado de las alteraciones en la temperatura y el déficit de lluvias.