La hondureña Clementina Murcia, que participa en la Caravana de Madres Centroamericanas de Migrantes Desaparecidos, dice que aunque no lo demuestre, por dentro está “bien alegre” porque después de 16 años se encontrará con su hijo Mauro Orlando Funes Murcia.
Al mismo tiempo dice sentir tristeza porque nada sabe de su otro hijo Jorge Orlando Funes Murcia, desaparecido desde hace 30 años.
“Yo les digo a quienes tienen hijos desaparecidos que no se desesperen porque esto empieza. Tengo 16 años de no saber nada de mi muchacho, hasta ahora que me voy a encontrar con él en Guadalajara. Las madres somos valientes por el amor a nuestros hijos, porque los amamos”, dijo.
“Yo andaba en busca de dos, pero ahora ya sólo de uno porque ya encontré a Mauro después de tantos años de andar en la Caravana luchando; no luchamos en vano porque llegará el día para cada una de nosotras; no debe de estar triste uno porque unas encuentran y otras no, más bien hay que levantarse para seguir adelante”, agrega.
Su compañera de viaje, Josefina Isabel Ventura, de El Salvador tiene 81 años de edad y esta es la cuarta vez que participa en las Caravanas porque tiene la esperanza de hallar vivo o muerto a su hijo Williams Gustavo Pérez Ventura, quien desapareció en Oaxaca hace 16 años.
“Si Dios me lo permite voy a seguir viniendo porque hay madres que han encontrado a sus hijos hasta 30 años después y mi hijo tiene 16 años de perdido”, afirma.
Agregó que “no saber el paradero de un hijo es muy triste, pero a la vez no se pierden las esperanzas; Dios quiera que yo encuentre vivo o muerto a mi hijo para saber cuál fue su paradero”.
La nicaragüense Adelina Ramos Villareyna dice que “tener a un hijo desaparecido es un dolor tan grande que no se puede comparar. Mi hijo se perdió hace ocho años y no sé nada de él”.