Roberta Evangelista todavía recuerda lo último que habló con David, su hijo. Del otro lado del teléfono había gritos, risas y algarabía. La alegría después de un triunfo. Los Avispones de Chilpancingo, entonces en Tercera División, habían derrotado a su equipo vecino de Iguala y estaban detenidos en su regreso. Luego de varios minutos en la carretera, el tránsito comenzó a fluir y avisó a su madre.
Lamentablemente, madre e hijo no volvieron a cruzar palabra. Aquella noche del 26 de septiembre de 2014, el camión que transportaba a los Avispones sufrió un atentado que dejó al chofer de la unidad y a David Josué García Evangelista sin vida.
A 10 años de la cruenta y trágica noche en Iguala, la señora Roberta sigue su lucha en busca de justicia y con el fin de mantener vivo el recuerdo de su hijo, que para ella parece olvidado por las autoridades.
“Sí (ha quedado en el olvido), poco se menciona. Se enfocan más en los 43. Como mamá los entiendo; quizá es por las acciones que hacen para descubrir la verdad. Siempre lo he dicho, en mi caso sé dónde está mi hijo enterrado para irle a llorar... Entiendo a los papás con desesperación de por lo menos saber dónde están, pero nosotros como que estamos a un lado, aunque somos víctimas del mismo hecho”, aseveró, en entrevista a El Universal Deportes.
Roberta se quedó tranquila con la llamada, acordaron un lugar para verse en Chilpancingo, pero casi una hora después, en redes sociales, se enteró del ataque al camión; tardó en llegar, así como la ambulancia. Su vida no volvió a ser la misma.
“Que las autoridades no olviden este hecho, porque fue algo que impactó a nivel internacional. Sobre todo, la no repetición, que esto jamás vuelva a repetirse. Las autoridades tienen que hacer algo, porque al igual que yo, hay muchas madres que sufren por lo mismo”, concluyó.