En el segundo encuentro, el 18 de agosto de 1973, el campeón Romeo “Lacandón” Anaya de México enfrentó al retador y excampeón Enrique “Maravilla” Pinder de Panamá, en la ciudad de los Ángeles. Fue la revancha de un combate anterior.
Suena la campana e inicia el tercer “round”, en el que Anaya, con pantalón de vivos blancos, trata de hacer una pelea corta contra el panameño. Cuando el mexicano finalmente logra la distancia correcta, luego de una serie de golpes combinados envía a la lona a Pinder por toda la cuenta.
Igual que la pelea anterior entre ambos, Romeo Anaya gana por nocaut, en el tercer “round”, para retener el título e inscribir esta pelea dentro del mejor Box de la historia de todos los tiempos. Así se recuerda a esta máxima figura boxística.
La historia
Romeo Anaya Malpica nació en Cahuaré, Chiapas, el 5 de abril de 1946. Tuvo una difícil infancia, pues desde pequeño tuvo que trabajar para ayudar económicamente el sustento de su familia.
Comenzó su carrera porque su hermano Raúl, “El Gallito del Ring”, era un famoso boxeador en Tuxtla Gutiérrez, que peleaba con Ricardo Arredondo —el novio de Cristina Rubiales, una esteta bonita, hija de Paco Malgesto, y luego un boxeador de Apatzingán, Michoacán, se enamora de ella y se hace campeón del mundo—.
Ahí nacieron ellos. Raúl, estando en Tuxtla, pelea con Ricardo Arredondo y por la superioridad se impone y le pega al “Gallo”, que no supo capear todo y le dan duro a Raúl Anaya. Ahí se suspende su carrera, pero Romeo debuta porque el señor Raquel Coutiño, que en paz descanse, lo sube como emergente. Ya lo había visto boxear con su hermano y veía que se pegaban duro, por lo que lo hace debutar.
Todo por ganarse 500 pesos. Se sube al ring para pelear con el “Chato” Castillo de Cintalapa, de corte profesional, y Romeo debutando, sin peleas amateur ni nada, fue espontáneo, le gustaba el Box y a los 20 años se subió al ring, sólo por los 500 pesos, que en 1967 era mucho dinero. Gana por nocaut en el tercer “round” y al señor Coutiño le gusta su actuación.
De ahí en adelante, el promotor chiapaneco vio en Romeo mucha calidad para mostrarla a México y al mundo. Su vida transcurrió entre la Ciudad de México, Guanajuato y Sonora. En su infancia, para enfrentar las adversidades económicas de su familia, se dedicó a bolear zapatos, a cargar canastas en mercados del D.F., y en su juventud aprendió el oficio de hojalatero.
Cuando radicaba en la capital del país, poco a poco fue inmiscuyéndose en el mundo del pugilismo, primero asistiendo como espectador y como apostador en la Arena México y en la Coliseo.
Nace una estrella
El 25 de julio de 1967, Romeo hace su debut como profesional en la Asociación Mundial de Boxeo, peleando en México contra “Costeñito” Peña y ganando por vía del nocaut en el sexto episodio.
Fue hasta el 31 de octubre de 1971 cuando el “Lacandón” Anaya disputa el Titulo Nacional de Peso Gallo contra el poblano Alfredo Meneses en la plaza de toros San Roque, noqueándolo en el tercer “round“ de doce pactados.
Eso le abrió el camino al pugilista chiapaneco para disputar el título mundial de peso gallo, y el personaje principal que logró que el señor Luis Esponda le diera la oportunidad de disputar el campeonato fue Raquel Coutiño, “El Turipache”.
Pero para lograr tan esperada oportunidad, Romeo Anaya tuvo que enfrentar a otros grandes oponentes, como el tercer mejor del mundo, el japonés Kazuyoshi Kanazawa, en 1972, en la capital Tuxtla Gutiérrez.
Luego de esto tuvo como rival al oriundo de Hidalgo Julio Guerrero, el 18 de junio de 1972, en la plaza de toros San Roque, para poder disputar el campeonato de peso gallo el siguiente año.
Fue el 20 de enero de 1973 cuando el “Lacandón” Anaya tocó con sus puños la gloria boxística al disputar el campeonato mundial de peso gallo, en la ciudad de Panamá, ante el entonces monarca Enrique “Maravilla” Pinder. Noche inolvidable para el mexicano, que puso fuera de combate en el tercer asalto al “Maravilla” para ceñirse el título de monarca mundial gallo con todos los merecimientos.
Fue así como el nacido en Chiapas se convirtió en el máximo exponente del Boxeo mundial en esa categoría. Romeo Anaya defendió su campeonato en cinco ocasiones; fue el 3 de noviembre de 1973 cuando perdió tan añorado galardón contra el sudafricano Arnold Aziar Taylor en el Rand Stadium de Sudáfrica. Por vía del nocaut, en una pelea de poder a poder, el rival superó al mexicano en el catorceavo asalto.
Sobre la pelea del 25 de mayo de 1974, comentó en una entrevista años atrás que él no debía boxear porque no se encontraba con la mejor condición física como para enfrentarse a su contrincante. “La falta de preparación física en la pelea del 1974, el peso, fue muy importante en la pelea con Herrera, aunque el elegido era Alan Runkin, pero él no quería venir a México y él estaba entrenando para ir a Johannesburgo, pero le ganaron el mandado”, señaló.
Sus asesores fueron los que lo hicieron subir al ring y recibió un golpe durante el combate, quedó conmocionado e inmóvil. Antes había recibido un golpe en la pelea con Taylor. Durante su carrera también tuvo conmociones en el 68 y el 71.
Fue así como el oriundo de Cahuaré alcanzó la máxima gloria del pugilismo a nivel mundial. Se retiró el 22 de febrero de 1980, dejando un récord de 66 peleas: 46 ganadas —38 por nocaut—, 19 perdidas y un solo empate.
De dónde sale el mote
Don Cristóbal Rosas Amézquita observó que le pegaba fuerte a las peras y eventualmente las reventaba, y cuando subía siendo el segundo “sparring”, le pegaba al boxeador.
“Al Jordán viejo, en la Ciudad de México, llegaba mucha gente de Centro y Sudamérica, como ‘El Ratón’ Mujica, que era un boxeador de mucha gala en Nicaragua. Ahí nació el mote de ‘Lacandón’, por la greña y porque los dominaba; porque Romeo es zurdo y le cambiaron porque le dijeron que no querían otro Vicente Saldívar, y entonces nació también ‘D’Artagnan, El Espadachín’, porque los traía a raya, pero sonó mejor ‘Lacandón’, y se lo puso un periodista de El Universal de esa época”, refiere Rosas.
Sin embargo, la realidad actual está muy lejos de esa forma atlética y esa fama que catapultó a Anaya incluso al cine mexicano. Las grandes bolsas de dinero se diluyeron como agua entre las manos y no quedó nada, solo la terrible relación con el alcohol.
En la actualidad
El excampeón del mundo ahora enfrenta la pelea más difícil de su vida. Desde el año 1990 le detectaron artritis, y la ha combatido estoicamente, mientras que la anemia lo ha postrado en la cama en diferentes ocasiones.
Desde hace un mes, luego de haber sido operado de la cadera y por complicaciones de la anemia, se encuentra delicado, con el apoyo inseparable de su esposa Flor Vázquez, quien lo cuida día con día, recibiendo la ayuda de vecinos, parientes y diferentes personas para poder sustentar el cuidado de don Romeo.
Hoy, a diferencia de años atrás cuando estaba en la cúspide de sus carrera, Romeo Anaya se encuentra prácticamente solo y en el olvido, esperando salir de la batalla más complicada o colgar los guantes.