American Horror Story: Coven nos volvió a poner en un entorno sobrenatural con un elenco de actores que ya conocíamos, los cuales se convirtieron en caras casi nuevas al interpretar a personajes totalmente diferentes. A estos se le añadieron nuevas caras como Emma Roberts, Kathy Bates o Angela Basset, las cuales pudimos disfrutar durante toda la temporada.
Una ambientación menos siniestra
Uno de los giros más agresivos que tuvo esta tercera temporada fue el cambio de ambientación. Si la primera y segunda temporadas nos mostraron unos argumentos oscuros, con escenas asquerosas y sustos varios, esta tercera temporada optó por escenarios más luminosos, jugando mucho más con la tensión de las escenas y las excepcionales actuaciones de todo su elenco. Si bien los viajes al pasado, los viajes astrales y los sueños siguieron teniendo la marca American Horror Story, la mayoría del argumento transcurrió en un ambiente mucho más abierto y luminoso que el que pudimos disfrutar en las anteriores temporadas.
Cabe destacar el fantástico uso de planos agresivos. Los grandes angulares (con ojos de pez incluídos), los planos cenitales y los cambios repentinos de orientación han sido una práctica habitual en esta nueva temporada, dándole así a Coven una nueva identidad visual que la diferenció aún más de las anteriores temporadas. Se le puede achacar a Murphy y compañía la falta de necesidad de estos recursos visuales en muchas ocasiones, pero lo cierto es que siempre que aparecían no molestaban y aportaban ese algo más a la escena que hacía que te quedaras atrapado en la historia.
Brujas y New Orleans, buena combinación
Cada temporada previa de American Horror Story jugó siempre en sus primeros episodios con la dualidad de lo sobrenatural, es decir, con la duda de saber si lo que se estaba contando tenía el componente del otro mundo o no. En este sentido Coven ha sido totalmente diferente ya que puso todas las cartas encima de la mesa. La existencia de brujas con poderes y un universo propio estuvo claro desde el primer minuto, dejando así a los guionistas un abanico más abierto de posibilidades a la hora de contar historias. Ya no tenían que insinuar o dejar entrever, sólo tenían que contar lo que querían y de la manera que tenían en mente y eso, aunque no lo parezca, le aportó frescura al guión.
Si acertaron con las premisas del argumento también lo hicieron con la localización de Nueva Orleans. Aunque no hemos visto demasiados exteriores, saber que la historia estaba ambientada en una ciudad con tanto trasfondo hizo que las historias salieran solas. Pese a que la temática de la brujería me gustaba tal y como la plantearon en los primeros episodios, el vudú fue un gran añadido, amén de la rivalidad entre los dos clanes y sus diferentes maneras de hacer las cosas. No tan positivo fue la adición de los cazadores de brujas, un arco argumental que se resolvió demasiado fácil y que fue totalmente residual y carente de interés. ¿A qué venía meter a un marido cazabrujas cuando tienes problemas internos y externos?
Cuando un argumento previsible no es negativo
Evaluando la historia a grandes rasgos uno de los adjetivos que podemos achacarle es sin duda el de previsible. Recuerdo que la primera temporada me pareció sublime porque no me di cuenta de lo que ocurría hasta casi el final; la segunda me pasó similar aunque me di cuenta antes (quizás estaba curado de espanto), pero lo que ocurrió con esta tercera temporada es que la vi venir casi desde el comienzo. Que el personaje de Jessica Lange se estuviera muriendo y tratara tan mal a su hija fue una pista demasiado obvia para los perros viejos y aunque quisieron engañarnos con muertes e idas y venidas, en el fondo siempre estaba la idea de que la hija iba a ser la siguiente bruja suprema, estropeando así todo factor sorpresa en la season finale.
Coven nos ha brindado grandes cosas: una historia sobrenatural fuera de lo común, unos personajes interesantes, grandes actuaciones como la de Kathy Bates o Emma Roberts y escenas que podrían pasar perfectamente a la historia de la televisión (la escena del toro con Queenie es para enmarcar... de alguna manera).