El objetivo de este evento es apreciar la producción e importancia cultural de la flor de cempasúchil frente a los ejemplares exportados de otros países, estimulando la economía local. Cabe señalar que una gran cantidad de las flores de cempasúchil son producidas en los zonas rurales de la Ciudad de México clasificadas como suelos de conservación, que actualmente abarcan el 59 % del territorio de la capital. Dichos espacios naturales protegidos se encuentran principalmente en las alcaldías de Tlapan, Milpa Alta y Xochimilco, donde se produce la flor, por lo que consumir estos productos también beneficia a la conservación de estas reservas ecológicas y a la economía de sus pobladores.
Ecología y economía sustentable
Todo lo anterior hace del Festival de las Flores de Cempasúchil un evento importante con respecto a la economía y sustentabilidad de la Ciudad de México, aunque sólo se trata de una muestra de los beneficios que atraen comprar directamente a los productores donde quiera que se encuentren.
En esta ocasión estarán representadas 420 unidades productivas, aproximadamente cinco mil familias, dedicadas a la producción de la flor de cempasúchil, cultivadas sobre suelo de conservación que, de esta manera, contribuyen a la generación de oxígeno y agua para el Valle de México, al mantenimiento de la biodiversidad local y a la regulación del clima de la capital mexicana.
En ambas aceras de la histórica y bella vialidad se han colocado los puestos de venta de 140 productores de la emblemática flor amarilla, la cual según la tradición prehispánica con su resplandeciente colorido ilumina la ruta que habrán de seguir las almas de nuestros seres queridos desde el Mictlán hasta la ciudad que habitaron.
El espacio dedicado a ello está entre la glorieta del Ángel de la Independencia y la del Ahuehuete, en Paseo de la Reforma.