Una pasarela temporal sobre la Fontana di Trevi en Roma se inauguró el sábado, para permitir que los turistas visiten el famoso sitio de la capital italiana mientras es sometido a una limpieza profunda. La pasarela, situada sobre el estanque, fue diseñada para que unas 130 personas a la vez puedan observar la fuente de cerca. Se retirará al finalizar de los trabajos en diciembre.
De esta forma los turistas vivirán “una experiencia que no se verá arruinada por una excesiva multitud”, aseguró el alcalde de Roma, Roberto Gualtieri. Este ícono barroco construido en la fachada de un palacio es uno de los sitios más populares de Roma, célebre por la película La dolce vita de Federico Fellini, en la que Anita Ekberg invita a Marcello Mastroianni a unirse a ella en el estanque.
Tradicionalmente los numerosos turistas lanzan monedas a la fuente como amuleto de buena suerte. En condiciones normales recibe entre 10 mil y 12 mil visitantes al día. Micaela di Caterina, una argentina de 32 años, consideró “increíble” ver de cerca las esculturas complejas de Océano, el dios de los ríos, y sus hipocampos. Sin embargo admitió que era “un poco extraño” caminar sobre el monumento.
Los trabajos actuales consisten en retirar los depósitos de cal en la fachada, que con el tiempo pueden oscurecerla, y en remover materiales sueltos entre las piedras, donde crece vegetación invasiva. Durante la limpieza los turistas podrán lanzar monedas al estanque. Las autoridades colocaron un pequeño recipiente para recogerlas durante este periodo.
Este recipiente “nos permite evitar que se lancen monedas que, sin agua, dañarían la fuente”, explicó Gualtieri, añadiendo que quien lo hiciera se enfrentaría a una multa. Además permite continuar con las donaciones a asociaciones romanas que ayudan a personas necesitadas.
“Cada semana las autoridades recogen alrededor de 10 mil euros en monedas de la Fontana di Trevi, que se donan a la organización benéfica Cáritas para financiar comidas”, señaló Gualtieri.
La fuente ya había sido limpiada a fondo hace una década, durante una restauración de 18 meses patrocinada por Fendi. En aquella ocasión la casa de moda italiana instaló un puente de plexiglás sobre el estanque, permitiendo a los turistas seguir admirando el monumento.