Si Robert Capa tuvo la pericia de inmortalizar con su Leica la caída de un soldado al ser alcanzado por una bala o si fue un montaje en sus primeros días en la guerra civil española sigue siendo un misterio sin resolver 80 años después de Muerte de un miliciano, una de sus imágenes más polémicas.
El fotógrafo húngaro, unos de los reporteros gráficos más importantes del siglo XX, explicó años después en una entrevista radiofónica que la tomó desde una trinchera en el sur de España en medio de un asalto a los milicianos republicanos al inicio de la contienda (1936-1939).
“Me puse la cámara sobre la cabeza sin mirar siquiera y cuando se acercaban a la trinchera hice la foto”, aseguró a la emisora neoyorquina WNBC una década después de aquel momento.
Según la versión oficial, la imagen fue tomada el 5 de septiembre de 1936 en Espejo, en la provincia española de Córdoba, y muestra la muerte del miliciano anarquista Federico Borrell García, captado por la Leica de Capa en el momento en el que una bala lo alcanzaba.
Fue difundida por primera vez en el número 447 de la revista Vu el 23 de septiembre de 1936, pero tomó verdadera relevancia a raíz de su publicación en Life el 12 de julio de 1937, en un extenso reportaje sobre la guerra civil española y sus víctimas. Se convirtió en un símbolo del conflicto y, en general, de la barbarie de las guerras.
Sin embargo, en las últimas décadas, varios expertos han puesto en duda el relato de Capa y han cuestionado la fecha, el lugar, la identidad del miliciano fallecido y, sobre todo, la veracidad de la famosa fotografía.
Uno de los primeros en preguntárselo fue el periodista Phillip Knightley, quien en 1975 hizo un experimento al cambiar el pie de foto original publicado por Life por el siguiente: “Un miliciano resbala y cae mientras se entrena para la acción”. Así comprobó que el sentido de la fotografía cambiaba sólo con el texto.