Nadie nos va a extrañar

La serie mexicana es dirigida por Catalina Aguilar Mastretta, escrita por Adriana Pelusi y protagonizada por un reparto conformado de jóvenes actores. Ha llamado la atención porque los años 90 fueron muy folclóricos en México; la música pop de la época es un elemento importante de Nadie nos va a extrañar, que conmueve hasta los más grandes, según las críticas especializadas.

La pantalla se enciende y “Viento” de Caifanes suena en el fondo, mientras imágenes de la Ciudad de México en 1994 delatan la atmósfera en el que la la trama se desenvolverá. El acercamiento es suficiente para comprender que el proyecto encabezado por los cineastas Catalina Aguilar, Samuel Kishi y Silvana Aguirre tiene una magia indiscutible que te invita a ser testigo de un viaje por el tiempo.

Con una escena en la que un anuncio de radio que hace referencia al Satélite Solidaridad II —puesto en órbita por México ese mismo año—, es interrumpido por un hombre quejándose de las prioridades del gobierno mientras decenas de coches posan en el tráfico a su alrededor, la historia inicia con un breve vistazo con el que seguramente te puedes identificar si has visitado la capital.

Una vez que tu atención está enfocada en un solo lugar, los personajes se revelan para cumplir con los estereotipos que podrías esperar de una serie adolescente y despertar una nostalgia familiar que te hace sentir identificad —logrando esto incluso para aquellos que no fuimos testigos de esa época—. Entre los protagonistas, Memo (Axel Madrazo) destaca como el chico nuevo de la escuela, y aunque viene de una familia acomodada, no tiene ningún amigo gracias a su introvertida personalidad.

Es ahí cuando Tenoch (Virgilio Delgado), Marifer (Camila Calónico), Daniela (Macarena Oz) y Alex (Nicolás Haza) un grupo de eruditos poco populares en el colegio que se dedican a resolver y traficar tareas y trabajos a cambio de dinero, deciden incluirlo como parte de su círculo, lo cual lo pone bajo la mira de Diego (Edu Maruri), el ex amigo de Alex y ahora líder de y los matones de la escuela.

Como podrás anticipar hasta este punto, el resto de la serie aborda el típico conflicto entre “los populares” y aquellos que no lo son —o como el título de la serie lo señala, que nadie extrañará— para mostrarnos la vida de los protagonistas dentro y fuera del colegio. Desde familias monoparentales, hasta algunas de recursos limitados y otras tantas nacidas en el privilegio, el primer acierto de esta producción recae en reconocer que no existe un solo molde de lo tradicional y unificar a los personajes de distintos contextos bajo una misma meta: sobrevivir a la preparatoria.

Los capítulos avanzan y conforme los conflictos se desarrollan, es inevitable no pensar en aquellos días de escuela en donde la mayoría de los problemas se reducían a tareas y exámenes sorpresa. Pero el segundo acierto de esta entrega viene al validar los sentimientos de los estudiantes, que si bien, entrado a la adultez, podríamos percibirlos como banalidades, la historia invita a recordar que algún día ese también fue nuestro pesar y que sin importar la edad, cada uno de nosotros tiene una lucha interna de la que no se habla.

En la serie, el acoso de Diego y su pandilla es una realidad que se ha normalizado entre los integrantes del colegio y de la cual Memo se torna en víctima. Esto genera una inmediata fricción entre los grupos y los orilla a defender su honor. En paralelo, la trama nos lleva por el descubrimiento de que Alex quien, aunque tiene buena suerte con las chicas, en realidad le gustan los hombres, un hecho que pone sobre la mesa la conversación sobre la diversidad sexual de forma orgánica y alejada de estereotipos.

Sin embargo, el verdadero punto de quiebre que separa este proyecto del resto de las historias sobre el camino hacia de la adultez es el suicidio de Memo tras la noticia de que se mudaría a otro país con sus papás, una mudanza que, por supuesto, lo alejaría de sus amigos justo después de encontrar su lugar y le arrebataría el sentimiento de ser respetado por primera vez.

El equilibrio que la serie halla entre la línea que separa la adolescencia de la adultez y el tono amable con el que se aborda hacen de este un título fácil de digerir, y es esta misma ligereza la que logra encontrar un punto donde convergen que suelen abordarse en producciones internacionales, pero difícilmente las locales ejecutan un retrato tan realista y sí, tierno, sobre la adolescencia.

Finalmente, el verdadero propósito Nadie nos va a extrañar recae en incitar a la empatía y retratar que, aunque pareciera que décadas atrás todo era distinto, hay mucho que no ha cambiado en realidad.

Reparto

Uno de los puntos fuertes de la serie es su reparto, conformado principalmente por jóvenes actores mexicanos que han logrado transmitir la energía y vibes de la época: Nicolás Haza, Axel Madrazo, Camila Calónico, Virgilio Delgado y Macarena Oz.

Críticas positivas

En las primeras críticas de la serie, que se estrenó el 8 de agosto, se destaca que su ambientación, su elenco y su capacidad para conectar con el público joven son de los principales atractivos que hace a Nadie nos va a extrañar, un fenómeno. Por su parte, los usuarios de Prime Video han expresado opiniones muy positivas sobre la serie, elevando los números de reproducción.

Por medio de redes sociales, algunos usuarios han señalado que la serie de Prime Video les ha traído muchos recuerdos de su adolescencia y que se sienten identificados con los personajes. ¿Sabías que en los años 90 hubo una recesión? Entender estos datos es fundamental para conectar con las causas del reparto.