Pantano, una crítica al supremacismo

Pantano (Alamadía) es una obra de Ana Emilia Felker que no solo atraviesa el río Bravo y explora la vida de la frontera de Estados Unidos y México entre garitas, violencia y el sueño americano, sino que traspasa el género novela pues toma de la crónica, el ensayo y el diario personal para pensar la identidad, cuestionar el racismo y hacer una crítica al supremacismo y el sueño de la blanquitud.

Ella se preguntaba “¿cuánto cuesta el sueño americano?, ¿qué define la blanquitud?, ¿cómo hablar de los tiroteos masivos respetando la dignidad de las víctimas?”. Esas preguntas las fue respondiendo a través de testimonios de migrantes latinos y de su propia historia familiar, ser nieta de un ciudadano estadounidense, y ser parte de una familia que siempre ha tenido la ciudadanía americana como una tabla de salvación pues ante una situación difícil en México, se van a EU.

“Mi abuelo es americano, siempre hubo como esta facilidad de irse para allá, sobre todo en situaciones de vulnerabilidad, pero para los migrantes puede ser una salida de emergencia engañosa, promete una nueva vida, pero también implica un gran nivel de desarraigo y de pérdida de lo que uno era antes”, señala Ana Emilia.

La narradora, que vivió en Houston para estudiar un doctorado en Letras, asegura que Pantano nació de querer investigar el tiroteo que ocurrió en 2019 en El Paso, cuando un supremacista blanco apuntó directamente a la comunidad latina en medio de un contexto en el que Trump tenía el discurso de la invasión de los hispanos a EU y estaban las caravanas masivas de Centroamérica.

“Mientras investigaba tenía que dar cuenta de desde dónde yo estaba escribiendo. Me preocupaba parecer lo que no era, apropiarme de la voz de los inmigrantes cuando tampoco es mi experiencia. Intenté dar cuenta de cuál era más o menos mi relación afectiva familiar con el fenómeno la migración”, indica.

Entrevistas

Cuenta que hizo “entrevistas a diferentes personas que contaban diferentes aspectos del problema del racismo en EU, pero también el tema de la blanquitud y cómo se vive me interesaba mucho en ese clima de polarización que le llaman en EU la guerra de culturas entre republicanos y demócratas, cómo se puede establecer un diálogo con gente que sientes que representa exactamente lo opuesto a ti... Cómo a veces las pasiones están tan exaltadas que no hay posibilidad de diálogo”.

Su planteamiento fue aterrizar estos temas más amplios en situaciones cotidianas. “De pronto eso que parecen convicciones racistas son muy circunstanciales y son los políticos los que capitalizan esas animadversiones o las exaltan. Fui armando un mosaico de diferentes experiencias que dan cuenta de un momento en EU donde se está discutiendo la guerra de las culturas o las identidades”, señala, pero quiso hacerlo emulando Los americanos, del fotógrafo Robert Frank, quien recorrió todo el país para tomar los diferentes rostros de EU durante la depresión y “ver que los americanos son muchos tipos de personas, pero que todos están atravesados por las mismas opresiones”.

“Creo que para mucha gente ya es muy evidente que no hay tal sueño americano, pero mucha gente sigue arriesgando su vida por esa idea o viviendo su vida igual desde sus países, desde Latinoamérica, con esa idea. Creo que el sueño americano también es el sueño de la blanquitud y que creo que se puede extrapolar a cualquier país. Hay toda una presión de blanquearnos, sin importar el color de la piel, como acceder a un estilo de vida que tiene que ver con el consumo, el éxito, el mérito, la explotación de la naturaleza; con mostrarnos ante los demás como más productivos y más exitosos. Lo mismo pasa ahora que hablan del sueño mexicano, es un poco como acceder a la riqueza en el país; intento hacer una crítica a ese a este modelo de vida”, afirma.

Matar ese deseo de acceder ese estilo de vida y buscar otras formas de existencia menos dañina es la exploración que atraviesa el libro, dice Felker, quien asegura que al recopilar las historias ella se planteaba su propia blanquitud. “Hay que reconocer nuestro propio privilegio y lugar de enunciación, pero también hacia dónde queremos ir, si queremos acceder cada vez a un mayor blanqueamiento o intentar renunciar a esos ideales e intentar ir hacia otro lado”, concluye.