Durante un mes, cinco horas al día, Paola Cuarón se sometió a un intenso entrenamiento para aprender a ser portera de futbol, un deporte que siempre le ha gustado pero que nunca se había atrevido a practicar y que ahora debía dominar a la perfección para filmar varias escenas.

La joven, proveniente de una de las familias cinematográficas más importantes de México, no dudó en aceptar el reto. Su personaje, en la nueva temporada de Las Bravas, serie de Max con temática de futbol femenil, es quien debe atajar los goles y, con ello, ganar partidos.

Si en la primera entrega interpretaba a una chica con alto nivel de ansiedad e inseguridades, ahora debe asumir un rol en la cancha donde el más mínimo error podría costarle caro a su equipo de futbol. “Es la niña a la que le toca crecer de trancazo, con algo en la salud mental y lo importante que es tener un gran grupo de apoyo. Lo que va a pasar es que gana en confianza en sí misma y se va a dar cuenta del talento que tiene”, detalla Paola.

Sobrina de los realizadores Alfonso y Carlos Cuarón (Gravedad y Rudo y Cursi, respectivamente), la actriz vivió desde muy joven no solo el gusto por el set y la cámara, sino también por el balompié. Carlos es ferviente seguidor del Cruz Azul, equipo de la liga profesional, mientras que Alfonso en algún momento expresó su gusto por ese deporte.

Las Bravas, cuyos nuevos capítulos se estrenan semanalmente, sigue a un equipo femenil que, aunque comienza en una pésima racha, logra enderezar el camino gracias a la llegada de un exjugador profesional (Mauricio Ochmann), quien asume el rol de entrenador. “Viví yendo al estadio de los Pumas (en la UNAM) cada que jugaban, siempre estuvo en mi familia, pero no me animaba a jugarlo. Ahora entrenamos muchísimo, la producción nos consiguió a un entrenador de porteros. Al principio entraba con miedo a los balones, terminé con las rodillas jodidísimas, pero disfruté el proceso”, dice.

“Esta nueva temporada aborda varios temas, desde la corrupción que hay dentro de los equipos, hasta lo poco que les pagan a las jugadoras, lo cual pasa en la vida real, se habla de machismo”, refiere.