Pequeña historia entre Tlatelolco y Tenochtitlán
Fotografía del Templo Mayor. Cortesía

Hace 590 años comenzó el histórico rompimiento entre Tlatelolco y Tenochtitlán, dos ciudades mexicas que provenían de la misma tribu y adoraban al mismo dios Huitzilopochtli, pero cuya relación se estropeó al punto de la guerra y el sometimiento. Luego llegó la Conquista, Tenochtitlán perdió su nombre y Tlatelolco se convirtió en la capital de la república de indios.

Así lo cuenta el arqueólogo Salvador Guilliem Arroyo, director del Proyecto Tlatelolco 1987-2016. “Existió una relación muy política en este tema. Sí hubo un sometimiento del tlatelolca hacia Tenochtitlán –que partió de los hechos ocurridos en 1426–, aunque éste siempre fue tratado como el hermano incómodo”, comenta, a unos días que comience el seminario Repensar la Conquista que organiza la Universidad de Veracruzana, con miras al 500 aniversario de la Conquista.

Para entender la rivalidad entre los mexicas de Tlatelolco y los de Tenochtitlán, podemos remitirnos a la peregrinación desde el mítico Aztlán. Según la historia, el último grupo que migraría tenía entre siete y 17 tribus. Eran los mexicas, quienes tras mucho caminar empezaron a quejarse porque no sabían a dónde los llevaría su dios.

En el camino llegaron a un lugar paradisiaco, lleno de árboles y agua que denominaron Cuauhtlicama, e imaginaron que ésta era la tierra prometida. En ese momento apareció Huitzilopochtli y desgajó un enorme árbol, los reprendió, les untó trementina en la frente y las orejas, y les dijo que continuaran el viaje.

En un recuento muy resumido, los mexicas llegaron Chapultepec y volvieron a lamentarse de su dios. Así que Huitzilopochtli apareció y les entregó dos envoltorios sagrados –llamados tlaquimilolli–. En el primero había un chalchihuite o jade reluciente y en el segundo dos palillos, así que retomaron la pelea por el jade.

Según el relato, Huitzilopochtli enfureció y le ordenó a la mitad del grupo que tomara el chalchihuite y fundara Tlatelolco y la otra mitad tomara los palillos y creara Tenochtitlán. “Ahí es donde su dios le da a Tenochtitlán el poder, ya que los palillos sirven para crear el fuego y, por tanto, forman el vértice sagrado, según la cosmovisión mexica… Mientras que Tlatelolco que quedó con el chalchihuite que implicaba la riqueza y el comercio sobre lo que se desarrollaron”, señala.

En ese momento nacieron México-Tlatelolco y México-Tenochtitlán, una ciudad destinada al comercio y la otra, a recibir y administrar el tributo. Esto propició que los tlatelolcas no sólo dominaran los idiomas y las costumbres de las regiones aledañas, sino de sondear los pueblos que debían ser conquistados y afianzar las rutas para comerciar con Puebla, Veracruz y Oaxaca.

Con el tiempo, Tlatelolco se expandió y formó linajes y alianzas matrimoniales con los descendientes de Azcapotzalco, mientras que Tenochtitlán hizo lo propio con Iztapalapa.

Hacia 1426 Maxtla usurpa el poder de Azcapotzalco y provoca que Tenochtitlán se levante en armas. Así que pide el apoyo a Tlatelolco, ciudad que duda entre apoyar a sus hermanos de Tenochtitlán o a sus cuñados de Azcapotzalco. Ese momento provocó una fractura importante al punto en que queda fuera de la Triple Alianza.

“En medio de esa duda, Tenochtitlán derrota a Maxtla, en Coyoacán, y forma la nueva Triple Alianza, con ayuda de Texcoco y Tacuba, mientras Tlatelolco es soslayado. A pesar de todo, el tlatoani Cuauhtlatoa consigue que el gran tianguis de Azcapotzalco se traslade a Tlatelolco, el cual sorprendería a Bernal Díaz del Castillo”, añade.

La confrontación parecía controlada. Pero en 1467 Moquíhuix –el gran constructor– asume el poder de Tlatelolco y dos años después asciende su cuñado Axayácatl a Tenochtitlán. Axayácatl invita a Moquíhuix a su entronización, pero decide no ir y provoca una confrontación mayor.

Según las crónicas, una de las cien esposas de Moquíhuix era la hermana de Axayácatl, cuyo nombre era Chalchiuhnenetzin, quien se quejaba amargamente de que él no quería regocijarse con ella. Cierto día se encuentran ambos líderes y le cuestiona su conducta. Pero Moquíhuix no sólo confirma lo dicho, sino que argumenta una razón humillante: “le huele mal la boca”, lo cual propició la guerra el 30 de julio de 1473 que solo duró un día.

Desde entonces Tlatelolco se convirtió en un pueblo conquistado, un tributario más de Tenochtitlán que debía entregar la quinta parte de lo vendido en su gran tianguis, tal como lo explica la Piedra de Tizoc. Hasta que en 1520 Cuauhtémoc se casa con una princesa tlatelolca y asume el poder de Tlatelolco. Al año siguiente llegaron los españoles y todo cambió.