Hablar de abuso o reconocer que se es víctima de este delito no es sencillo para las infancias, por ello, para la compañía Astillero Teatro es importante crear propuestas escénicas que faciliten el abordaje del tema, tanto a menores como a sus padres.

“En la mayoría de los casos esta situación ocurre al interior de la familia y aunque están las señales es difícil reconocerlas y aceptarlas; es ahí donde puede entrar el teatro, para decirles a los adultos que siempre deben creerles a los niños”, dice Oswaldo Valdovinos, director de escena y de dicha compañía.

Objetivo

Con este objetivo nació la puesta en escena Pili y Pillo, de la escritora y periodista Yarazai Simbrón, en el Teatro del Pueblo del centro histórico, donde permanecerá hasta el 17 de noviembre.

“No tiene que ver necesariamente con la violación, sino con situaciones que van desde miramientos, tocamientos, acciones en que los niños y niñas están vulnerables y les es incómodo”, refiere Valdovinos.

La historia gira en torno a Pili, una niña que vive al lado de sus tíos porque su mamá se fue a la ciudad a trabajar. Ella tiene un amigo llamado Pillo, un armadillo que es su amigo, a quien le cuenta de las actitudes que su tío tiene con ella y que la hacen sentir mal. “En Pili hay una progresión donde pasa de ser una niña talentosa y alegre a una que empieza ir mal en la escuela, que no come ni duerme y se siempre está triste”, señala.

Oswaldo explica que a lo largo de los 19 años de Astillero Teatro han comprobado que los títeres son una gran herramienta para tratar temas tan complicados como este, porque el niño no ve al artista, sino al personaje.

“Eso logra identificarlos y tener cierta empatía, más que si estuviera un adulto tratando de interpretar a un niño, además tratamos de manejar situaciones que le pueden resultar reconocibles. En este texto también hay un equilibrio con la parte cruda de lo que es un acoso, con lo divertidas que son las escenas de Pillo con Pili, porque al final él es otro niño”, añade.