La Semana Santa es una de las festividades más importantes para los católicos. Es un periodo de reflexión en el que se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Lo que tal vez muchos no saben es que las fechas no son fijas sino que cambian cada año. ¿Por qué sucede esto?
¿Por qué se cambia la fecha de Semana Santa entre marzo y abril?
La razón principal de que cambie cada año es debido a la forma en que se calcula la fecha de la Pascua, que es el domingo siguiente al primer plenilunio (o luna llena) que sigue al equinoccio de primavera en el hemisferio norte (o al equinoccio de otoño en el hemisferio sur).
Este cálculo se basa en un calendario lunar, a diferencia del calendario solar que utilizamos en nuestra vida cotidiana. El equinoccio de primavera (o de otoño) siempre ocurre entre el 20 y el 21 de marzo, y marca el comienzo de la primavera en el hemisferio norte (o del otoño en el hemisferio sur).
Pero como el año lunar es un poco más corto que el año solar, el calendario que se utiliza para determinar la fecha de la Pascua no siempre coincide con el calendario gregoriano que utilizamos para nuestras actividades cotidianas.
Para solucionar esta discrepancia, la Iglesia católica y otras confesiones cristianas utilizan un sistema complejo de cálculo que tiene en cuenta el ciclo lunar y la duración del año solar. Este sistema se remonta al siglo IV y fue establecido en el Concilio de Nicea en el año 325 d. C.
¿Quién establece la fecha?
En resumen, las fechas de Semana Santa cambian cada año porque se basan en la fecha de la Pascua, que a su vez se calcula utilizando un calendario lunar y el equinoccio de primavera (o de otoño). Aunque pueda parecer complicado, este cálculo ha permitido establecer una tradición religiosa que se celebra en todo el mundo y que tiene una gran importancia para la comunidad cristiana.
Estas fechas no son un tema trivial para la Iglesia católica, ya que afectan la programación de otros eventos importantes como la Cuaresma y el Triduo Pascual. Por esta razón, la fecha de la Pascua es establecida por el Vaticano y comunicada a las diócesis de todo el mundo para que puedan planificar sus celebraciones religiosas en consecuencia.