Pasaron más de tres décadas para que el artista plástico Ilán Lieberman, quien ha expuesto en París y Nueva York, quisiera hacer frente a lo que significó el suicidio de su padre. En 1985, cuando Ilán estaba en plena adolescencia, el etnógrafo y músico Beno Lieberman decidió dejar todo atrás, algo que indudablemente lo marcó.
“Todos tenemos demonios, no creo que haya una sola persona que no. Entonces llega un momento en que surge la necesidad de lidiar, de sanar el pasado para mirar hacia el futuro, sobre todo cuando eres padre, ves a tus hijos y se voltea la tortilla. Te ves espejeado porque comienza a repetir cosas de tus papás porque fue lo que aprendiste”, dice el artista.
Así, un día, comenzó la hechura de lo que este jueves estrena bajo el título Al son de Beno, un documental que reconstruye la vida caótica de su papá, considerado pionero de la investigación folclórica en México. Beno, un hidrocálido nacido en 1932, dedicó su vida a la grabación, estudio y difusión de la música tradicional de las regiones huasteca, mariachera, arribeña, Tixtla y el istmo de Tehuantepec.
Su acervo se encuentra en la Fonoteca Nacional de México y desde 2016, es considerado como parte del Programa Memoria del Mundo de México, por parte de la Unesco. “Llega un momento en que tienes la oportunidad de agarrar lo malo y verlo a la cara y atravesarlo y revisarlo y entonces reconciliarte con ese lado que no quería ver o que lo estaba postergando, dejando en el rincón y ese fue el propósito de la película en parte”, recuerda Ilán.
“En cuanto decidí que quería, fue mucho de recuperación del legado porque estaba en juego un patrimonio de México y, en paralelo, documentar este proceso a través del acervo de mi padre, a través de amigos, utilizando mi historia como pretexto”, abunda.
Al son de Beno se presentó en el Festival Internacional de Cine de Morelia, donde mucha gente aceptó desconocer la existencia del protagonista. La cinta está conformada por materiales visuales que el realizador iba encontrando de amigos de su papá y algún video en Super 8 que él mismo filmaba.
Ilán, de hecho, cuando tenía ocho años, participó en la histórica grabación de Apatzingán. “Hay que recordar que esta música es música tradicional de las localidades, entonces son muy conocidos en esos lugares los músicos que él grabó. Entonces, claro, esta película tiene la finalidad de ampliar el conocimiento musical de México a través del cine y utilizando mi historia como pretexto para eso”, concluye.