El material genético de 15 cadáveres resguardados en un museo de París acaba de dar un resultado sin precedentes: los rapanuis, habitantes de Rapa Nui (también conocida como la Isla de Pascua) hicieron contacto con las tierras de América dos siglos antes que los barcos comandados por el navegante Cristóbal Colón en 1492.
El sorprende hallazgo es fruto de una extensa investigación dirigida por el mexicano Víctor Moreno-Mayar, antropólogo evolutivo de 35 años, quien actualmente trabaja en la Universidad de Copenhague, Dinamarca, en el departamento de Genomas y Genética.
Vestigios
Los resultados del ADN de estos vestigios de origen rapanui modifican la historia de los habitantes de este aislado territorio, perteneciente a Chile, y conocido por sus impresionantes moáis, esculturas monolíticas humanoides que alcanzan los 10 metros de altura, que siguen siendo un misterio por su forma de elaboración, transportación y, más impresionante, su verdadero significado.
De acuerdo con las investigaciones, los primeros pobladores de la Isla de Pascua llegaron alrededor del 1200, provenientes de algún lugar de la Polinesia (agrupación de más de mil islas en el Pacífico central y meridional). A partir de ese punto de la historia, habitaron la isla, se reprodujeron y construyeron los moáis, algunos de hasta 80 toneladas de peso.
Las investigaciones genéticas actuales muestran que los rapanuis tienen 90 % de origen polinesio y 10 % de origen americano, lo cual confirma que en algún momento de la historia existió un contacto entre las dos poblaciones. Sin embargo, el enigma radicó por muchos años sobre el siglo en el que se hizo el contacto, información que hasta hace poco era un misterio.
Víctor Moreno-Mayar y su equipo vieron una oportunidad única al saber que el Museo de Historia Natural de París almacenaba cajas con restos y huesos de rapanuis, llevados a Francia por un navegante del siglo XIX.
“El interés de esta investigación surge porque Rapa Nui es uno de los lugares más aislados del mundo que está habitado. Desde que aprendimos de Rapa Nui en el mundo occidental, surgieron las preguntas de quiénes eran los primeros pobladores de esta isla, cómo llegaron, cuándo llegaron, cómo vivieron, porque llegaron a un lugar tan aislado”, expresa Moreno-Mayar.
Investigación
El antropólogo añade que esta investigación tuvo como precedente otra de menor tamaño, que básicamente buscó responder si hubo contacto entre ambas poblaciones.
De acuerdo con Moreno-Mayar, el primer estudio arrojó que el ADN de los rapanuis comparte material genético con los americanos, sin embargo, las muestras analizadas fueron de individuos del presente.
Tras esto, indica el investigador, intentaron extraer ADN de restos ancestrales de la isla, pero las autoridades negaron su solicitud. “Años después surgió la oportunidad de trabajar con gente del Museo de Historia Natural de París, ya que tienen una colección de restos de rapanuis. Si bien decían ser de la isla, podía ser que no lo fueran, por lo que primero fue garantizar que sí eran restos de rapanuis”, expresa.
Después de extraer polvo de hueso de estos restos y analizarlos genéticamente, se determinó que su composición era muy similar a los restos analizados en el primer estudio, lo que comprobó que sí eran vestigios de la isla de Rapa Nui.
Lo que siguió fue viajar al lugar e informar a los pobladores que se habían obtenido esos resultados, además de consultarles, a partir de eso, qué información era la que querían averiguar con los estudios.
Siguiendo rastros
De esta forma, recapitula Moreno-Mayar, se sabe que los habitantes de la Isla de Pascua llegaron aproximadamente en el 1200, y que su contacto con América fue 100 o 200 años después.
El investigador señala que no se sabe exactamente quién llego primero, si los rapanuis a América o los indígenas americanos a la isla. Pero apunta que, para averiguar este misterio, es necesario apoyarse de otras disciplinas, principalmente de la historia y la arqueología.
“Se dice que los genetistas podemos resolver todo, pero no es así. Para responder esa pregunta, es necesario ver la historia, determinar quién tenía las mejores condiciones para llegar al otro lugar. Hay que pensar que los polinesios llegaron a todas las islas del Pacífico, en un periodo breve. De ahí podemos lanzar algunas conjeturas, sabemos que los polinesios eran muy buenos navegantes y exploradores”, señala.
La teoría del colapso
La investigación contradice la teoría del colapso en la isla, que se habría dado a inicios del 1600, resultado de un supuesto “ecocidio ecológico”. “El mito del colapso narra que los europeos se encontraron con una sociedad de pobres recursos, que no vivían bien. Del otro lado, vieron los móais, que los impresionaron por su tamaño y complejidad. Pensaron que en algún momento fueron una sociedad gloriosa y grande, por estas dos razones”, narra el investigador mexicano.
La teoría del “ecocidio” apunta que una población de más de 15 mil individuos desencadenó los cambios naturales que llevaron a un periodo de escasez de recursos, hambruna, guerra, e incluso canibalismo, que culminó en un colapso poblacional catastrófico.
Moreno-Mayar descarta esta teoría, ya que ni las evidencias arqueológicas muestran restos de armas letales para uso de batalla ni restos humanos con rastros de violencia por conflictos armados. “No hay evidencia dura que apoye el colapso”, reitera.