¿”Inteligencia” y algo más de balazos?

Plan anticrimen en 10 ciudades

García Harfuch, pieza central

CS, sin operadores en Congreso

Con Omar García Harfuch como pieza central, de máxima confianza de la presidenta Claudia Sheinbaum (CS), el plan federal de seguridad a anunciarse en próximos días implicará la búsqueda de bajar los índices criminales en diez ciudades (correspondientes a cinco estados), mayor colaboración con agencias estadunidenses, supervisión definitoria del harfuchismo a designación de secretarios estatales de seguridad pública, más coordinación entre fiscalías (federal y estatales) con las autoridades claudistas y un mayor combate a la producción de fentanilo, huachicoleo, extorsión y tráfico de migrantes.

Al menos esto es lo que José de Córdoba, de The Wall Street Journal, ha publicado al asegurar que tuvo a la vista una “presentación” del plan que habrá de dar a conocer la presidenta Sheinbaum. De acuerdo con esa información, los esfuerzos se centrarían en los estados de Colima, Guerrero, Chiapas, Sinaloa y Guanajuato, así como Ciudad Juárez, Chihuahua, Tijuana, Baja California, y Michoacán.

La apuesta del nuevo gobierno radica en el uso de la “inteligencia”: “Sheinbaum quiere repetir el éxito que tuvo en Ciudad de México, donde el número de homicidios se redujo a la mitad durante su mandato. Su jefe de seguridad, Omar García Harfuch, ahora secretario de seguridad de México, trabajó en estrecha colaboración con las agencias policiales estadounidenses e impulsó la recopilación de inteligencia, la capacitación policial y los salarios. Los funcionarios estadounidenses dicen que esperan que la cooperación en materia de seguridad aumente durante la presidencia de Sheinbaum” (https://goo.su/C0vS).

No sugiere demasiados aires de avance del claudismo en San Lázaro la designación, en primera fase, del veracruzano Sergio Gutiérrez Luna para presidir la mesa directiva de la Cámara de Diputados, en relevo de la recientemente fallecida Ifigenia Martínez.

La instalación de quien fallidamente buscó ser candidato morenista a gobernador de Veracruz ha de inscribirse en la bolsa de Ricardo Monreal, quien propuso a Gutiérrez Luna y a Dolores Padierna, entre protestas de la ministra en retiro de la Corte, Olga Sánchez Cordero, y de Gabriela Jiménez, quien de las cercanías de Felipe Calderón y Ricardo Anaya pasó a la oportuna conversión a las filas de Claudia Sheinbaum.

La colocación monrealista de Gutiérrez Luna subraya la condición desventajosa del poder presidencial recién llegado que hubo de aceptar, por disciplina encorcholatada, que la conducción de las cámaras quedara en manos de personajes que le son distantes, que le combatieron (Monreal) o desdeñaron (Adán Augusto López Hernández) y cuya historia política corresponde más al álbum del ahora expresidente López Obrador.

No es poca cosa que la presidenta Sheinbaum carezca de operadores decisorios propios en las cámaras. El procesamiento de iniciativas de reformas de la doctora queda en el retorcible ámbito de dos personajes que no le tienen una necesaria lealtad. En momentos críticos que llegaran a producirse, las decisiones podrían quedar en manos de instancias que a pesar de las facultades metaconstitucionales del presidencialismo mexicano (de acuerdo con el fallecido doctor Jorge Carpizo) no estarían necesariamente en Palacio Nacional sino en otros aposentos.

Al extraño panorama del beltronismo expulsado del “paraíso” priista se sumó ayer el anuncio de Sylvana Beltrones, hija de Manlio Fabio, de que hoy solicitará licencia temporal a la diputación federal que ocupa, para dedicarse provisionalmente a otras tareas. Sylvana llegó a su curul por la vía de representación proporcional (plurinominal); es decir, por decisión del comité nacional encabezado por Alito Moreno, de quien ahora se ha deslindado Manlio Fabio (solo de Alito, no del PRI), quien es senador de primera minoría por Sonora y cuya predecesora fue su propia hija, ahora de licencia temporal. ¿Qué planean los Beltrones? ¡Hasta mañana!