CNDH y Piedra: pero, ¿qué necesidad?
Alegato propagandístico
Contra Berman y críticos
Dardos, sin debate ni autocrítica
El comando senatorial de Morena, o el mando político de la Cuarta Transformación, o ambas instancias, generaron un problema innecesario: en lugar de realizar sin mayor complicación un proceso de votación simple para designar la titularidad de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), y así otorgarle un segundo periodo a Rosario Piedra Ibarra, decidieron abrir una convocatoria para evaluación de aspirantes, la cual a fin de cuentas arruinaron y con la que agregaron desgaste a las figuras de Piedra y la CNDH, además de incentivar un debate cargado de conspiracionismo y de confrontación incluso entre posturas de las izquierdas.
Nunca estuvo ni podría estar en riesgo que la mayoría calificada de Morena y sus aliados tomara una decisión contraria a sus propósitos. Es evidentemente infundado alegar que se podría haber filtrado una opción anti4T o que criticar el muy desaseado proceso implicaría abrir las puertas a poderes extranjeros y a conspiradores nacionales; promover dicha especulación significaría desconfiar de la integridad de las propias bancadas de Morena y conexos, suponerlas tan faltas de convicción y pericia que fuesen chamaqueadas o susceptibles de actuar con deslealtad: habría bastado con un manejo simple, sin complejidades, que luego se les volvieron inmanejables, para someter a votación el tema y sacar adelante a la persona deseada para el cargo.
Pero, a la hora de reconocer a las tres cartas mejor evaluadas como integrantes de la terna para la votación final, el mando o el comando mencionados al inicio de estas líneas decidieron botar, sin mayor explicación, a la ocupante del segundo lugar, Tania Ramírez, e insertar ahí a Rosario Piedra Ibarra, que había quedado en el lugar 15, con las peores calificaciones del grupo.
Tal maniobra injustificable potenció la oposición interna en el morenismo, donde había segmentos que medían a la aspirante a la reelección de la misma manera que la evaluación oficial: en último lugar. Sin embargo, se impuso la disciplina partidista de la misma manera que se habría impuesto desde el principio, sin necesidad de convocatorias, evaluaciones y marrullerías.
El innecesario problema impactó incluso a la presidenta Sheinbaum y al expresidente López Obrador, con señalamientos acerca del origen real de la imposición de Piedra Ibarra en la terna y de la votación senatorial aprobatoria. Opositores a la 4T remarcaron su suposición de que el expresidente habría dado la orden de sostener a quien él había impulsado a la CNDH, al grado de equiparar el hecho con un “regalo de cumpleaños” al tabasqueño.
Al complicado cuadro se añadió ayer un igualmente innecesario pronunciamiento de la CNDH (además de excesivo y revelador), que no se quedó en una defensa institucional y una prudente defensa de la titular reelecta sino en un alegato cargado de posicionamientos ideológicos y de descalificaciones acres a los críticos del proceso antes mencionado y de la gestión de la propia Piedra Ibarra, con dedicatoria especial a Sabina Berman, dramaturga, articulista y conductora de programas de televisión pública cuya adscripción está a la izquierda y no a la derecha.
Sin embargo, parte sustancial del escrito de la CNDH, con adjetivaciones y planteamientos en ocasiones rayanos en lo panfletario, pone en la mira a los críticos caracterizados como derechistas pero, sobre todo, a los que clasifica tal organismo público autónomo como falsos izquierdistas. Hay señalamientos combativos, cargados de sentido propagandístico, hacia la “sociedad civil” pero, en especial, contra la crítica desde flancos de las izquierdas que por definición son plurales y no definibles mediante básculas institucionales.
No deja de ser irónico que la propia CNDH, que a fin de cuentas es una instancia de poder público, arroje dardos contra quienes le critican, en lugar de abonar y propiciar un productivo debate civilizado sobre sus propios resultados en el reciente periodo presidido por Rosario Piedra y sobre las perspectivas para el quinquenio que le ha sido encargado. ¡Hasta mañana!