Se casó Adiposio Sebiliánez, sujeto exageradamente gordo. La noche de las bodas, consumado el primer trance de amor y de espaldas ya en el lecho, el obeso galán le preguntó a su flamante mujercita: “¿Te gustó, Susiflor?”. Respondió ella: “Sí. Me quitaste un gran peso de encima”... Un tipo le dijo a otro: “La Dirección de Policía de la ciudad acaba de comprar una máquina detectora de mentiras”. “¿Y qué? -replicó desdeñosamente el otro-. Todos los hombres casados tenemos una en casa”... El individuo aquel se topó en la calle con su exesposa, de la que se había divorciado hacía un par de años. Ella, al parecer, le guardaba todavía rencor, a pesar de lo cual el sujeto le sugirió traviesamente: “¿Qué te parece si vamos a mi departamento y hacemos el amor?”. “Eso lo harás sobre mi cadáver” -respondió ella, rencorosa -. “No has cambiado nada -comentó él-. Así sentía yo que lo hacíamos cuando estábamos casados”... Babalucas anunció muy orgulloso el nacimiento de su primogénito. Alguien le preguntó: “¿Cuánto pesó el niño?”. Respondió el feliz papá: “Un kilo y medio”. Ponderó el que había preguntado: “Es poco, ¿no?”. “¿Y qué querías? -se enojó Babalucas-. ¡Apenas tenemos tres meses de casados!”... A un señor le robaron su automóvil, y pidió a la compañía de seguros que le pagara en efectivo el valor del vehículo. “Dinero no le podemos dar -le informó el representante de la compañía-. Le entregaremos otro automóvil igual”. “Ah, caray -se preocupó el señor-. Entonces cancele inmediatamente el seguro de vida de mi esposa”. Tetina, muchacha de generoso busto, le dijo al joven sacerdote con quien se estaba confesando: “Quiero librar mi pecho de algo, padre”. “¿De qué?» -preguntó el curita. Respondió Tetina: “De su mirada”... Don Cornilio fue a la consulta de un doctor. Le dijo: “No puedo comer ni dormir porque creo que mi mujer me engaña”. “Veamos -ponderó el médico-. Saque la lengua y diga mú”... En horas de la madrugada llegó una de las gemelas. Le dijo a su hermana: “Te tengo una noticia. Ya no somos gemelas idénticas”... ¡Basta, insensato columnista! Enough!, como decía aquel actor después del segundo acto (su esposa le pedía tres). ¡Ocho inanes chascarrillos has contado, ocho, y no has orientado a la República con uno de tus sesudos comentarios! ¿Por qué no dices que la indefinición oficial en materia económica, con la falta de información sobre la situación real del país, hace que nadie sepa qué perspectivas tenemos para el próximo año? Es muy necesario que la administración de Sheinbaum dé a conocer con claridad el estado que guardan las finanzas públicas, y las medidas que se están tomando para enfrentar la difícil situación actual y mejorarla. De nada de eso has dicho algo. Si vas a seguir así, columnista, sin orientar a la República, será mejor que cuentes otros chascarrillos y luego te retires... Al nacer Pepito el doctor le dio la consabida nalgada. “¿Por qué me pega? -protestó el niño ante el asombro general-. ¡Yo no me metí ahí por mi voluntad”... Aquel marinero estaba en una isla desierta. Cierto día vio a una hermosa muchacha que nadaba muy cerca de la playa. Con ansiedad fue hacia ella. Con sorpresa advirtió que la tal muchacha era en verdad una sirena, mitad mujer, mitad pez. Empezó a hacerla objeto de ardientes demostraciones de pasional amor. De pronto la sirena lanzó un grito: una aleta de tiburón cortaba veloz las aguas en dirección a ellos. “¡Vete! -le dijo la sirenita al marinero-. ¡Es mi papá!”... “Tengo seis hijos -declaró cierta señora-. Uno de mi primer marido, dos de mi segundo, y tres por mi propia cuenta”... FIN.
Mirador
Por Armando Fuentes Aguirre
El hombre pasa por varias etapas en su relación con la tierra.
Primero la conoce.
Luego la ambiciona.
Después trabaja para conseguirla: ansía tenerla toda, ser su dueño.
En seguida se da cuenta de que no puede poseerla entera, pero aun así quiere una buena parte de ella.
Los años le enseñan que ni siquiera eso puede tener. Ahora se conforma con una extensión a la medida de su riqueza.
Cerca ya de la muerte se percata de que también ese afán era orgullo, humo de vana vanidad. Sabe ahora que el hombre sólo necesita unos cuantos pies de tierra.
Cuando muere los recibe.
Y finalmente él mismo se hace tierra.
¡Hasta mañana!
Manganitas
Por AFA
“Para protección del consumidor la leche que se vende debe reunir todas las condiciones sanitarias”.
No hay lecheros que se opongan
a la higiénica medida.
Toda el agua que le pongan
será, en adelante, hervida.