El Mejor Escenario

Señora del Bastón

El mejor escenario para el mandante pelafustán es, sin duda alguna, la revuelta; lo es hoy y lo será a lo largo del final de agosto y septiembre de este 2024, cuando con todo y “presidente electa” sigue los andares de sus caprichos y venganzas de la peor ralea y con herencias desastrosas en los gobiernos estatales: observen a Veracruz, Yucatán, Morelos, la Ciudad de México, Chiapas, etcétera.

No se trata de una mera especulación inductiva sino de un hecho innegable: López IV no va a sacar las manos del Palacio, aunque se dé golpes de pecho, y va a encapricharse con la repulsiva idea del continuismo de la llamada 4T que será recordada como la cuarta tragedia nacional después de los espurios imperios de Iturbide y el enajenado de Miramar y, desde luego, la contrarrevolución huertista -son cinco si incluimos la deplorable dictadura de Antonio López de Santa Anna, López I, y la de López IV-. Perdida la historia, AMLO hará hasta lo imposible por cubrirse las espaldas.

Ya, desde ahora, avizora un final complejo: la señora Sheinbaum, su favorita y marioneta, al considerarse hechura de Andrés no ha dado un solo paso para mostrar algo más que su perfil de títere de Rosete Aranda con un lugar privilegiado en el Museo Nacional de Huamantla. Si miramos al pasado -tan solo un año atrás- ni Marcelo ni el doctor Drácula -el tabasqueño surgido de las tinieblas-, ni alguno de los otros dos suspirantes fracasados, le hubieran dejado en su lugar la cabeza porque para ellos sería esencial tomar distancia del personaje que, lo decimos con conocimiento de causa, será recordado como uno de los peores y más odiados mandantes de la historia apenas finalice su sexenio corto, por fortuna dos meses menos.

Y tal lo saben, sobre todo, Marcelo y Adán Augusto, quien optó por ponerse los guantes antes de tiempo para asediar a los periodistas críticos y defenestrar a las voces disidentes como si hubiera tenido cerca, alguna vez, la banda tricolor.

El destino de Marcelo es el más difícil de analizar. Titubeó con romper con Morena -y AMLO-, lo que le hubiese acarreado disputas inmediatas con el poder pese a la posibilidad de que saltara a Movimiento Ciudadano -no se atrevió por timorato- y prefirió situarse en el gabinete de Claudia como secretario de Economía y punto final a su carrera.

La Anécdota

No puede soslayarse la habilidad de Beatriz Paredes por disparar insinuaciones venenosas contra sus contrincantes como si supiera que no serán los foros los que le darán espacio y perspectiva. A medida que se acerca el final de este periodo nefasto, se evidencia el malestar de la exgobernadora de Tlaxcala, expresidenta del PRI y excandidata a la jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal -perdió contra Miguel Ángel Mancera, quien también formó parte del Frente Amplio y se quedó en la fase penúltima- en 2012.

Por cierto, y como dato curioso, Beatriz contó durante su gubernatura en Tlaxcala -1987-1992-, cuando aún no usaba bastón, con dos presidentes del PRI: Alfonso Sánchez Anaya y Héctor Ortiz Ortiz. El primero fue gobernador, años después, de 1999 a 2005, postulado por el PRD, y el segundo, Ortiz, ocupó el cargo de 2005 a 2011 ¡Postulado por el PAN! ambos, claro, con la anuencia de Paredes, golpeando a su partido de origen, el PRI. Luego vendría Marco Antonio Mena, quien tomó el timón luego del paso de Mariano González Zarur, adversario de Beatriz, quien de plano parecía un mandatario en ausencia durante los cuatro años que duró -para igualar las elecciones con las intermedias-. Mena fue convertido en director de la Lotería Nacional -un cargo muy redituable-, favoreciendo con ello la alianza con un partidario de Paredes en plena disputa por la “coordinación” del Frente Amplio. Puras gracias.

La señora del bastón, con 70 años a cuestas, no tiene signos ni maneras ni la juventud para poder soportar el peso del futuro de su partido, esquebrajado por la estúpida reelección de Alito Moreno. Esta fue una de las trampas de López Obrador.

Al final todo quedará en una especie de película de Almodóvar: “Mujeres (políticas) al borde de un ataque de nervios” (1988).

loretdemola.rafael@yahoo.com