AMLO se Descarriló

Militares Ofendidos

Andrés Manuel se salió con la suya como fuese, pasando incluso sobre sus evidentes males físicos -el día del Grito de 2022 soportó estoico un desajuste cardíaco y durante el desfile se mostró flácido y débil-, con tal de remontar su propia historia, la que ya perdió, con medidas extremas y absolutamente fuera del contexto legal y republicano. Un año después se le vio mejor pero sin sonrisas. Como ahora.

Varios hechos así lo confirman:

-Su imposición para dar acceso a la Guardia Nacional a la Sedena presionando a los legisladores con la inclusión de un pacto ordinario, por lo vulgar, con el “dirigente” priista Alito Moreno Cárdenas a cambio de detener las pesquisas en contra de éste por delitos graves como el enriquecimiento inexplicable, el desvío de fondos y otras actividades criminales del ex gobernador de Campeche. Un pacto similar al que ejecutó AMLO con su predecesor Peña Nieto para asegurarle a éste impunidad a cambio de su silencio. No le funcionó la apuesta.

-El también burdo comportamiento respecto a la Suprema Corte de Justicia a la que sometió a una presión escandalosa sobre el tema de la prisión preventiva oficiosa que Andrés pretendía mantener en contra del juicio de la mayor parte de los ministros quienes consideraban que solo era un paso para extender el debido proceso y dar oportunidad a los delincuentes mayores -o a los menores, perseguidos por su gobierno-, a forzar amparos y otras medidas para obtener sentencias favorables que les redimieran de una condena mayor a la media de diez años, esto es cinco años y un día. Y luego nos colocaría en el abismo de la reforma judicial -con minúsculas-, cuyas consecuencias pueden ser terribles para la economía nacional.

-El afán desbordado por dividir a las oposiciones tratando de fracturar la alianza entre PAN, PRD y PRI, mientras mantuvo fuera de México y del juego por la presidencia hacia el 2024 a uno de sus más odiados adversarios, Ricardo Anaya Cortés, quien fue sepultado ante la opinión pública gracias a los tres Goebbels, el propagandista de Hitler, bien conocidos por la opinión pública: Jesús Ramírez Cuevas (Cavernas), El Pigmento Ibarra y Al Jajajalife Rahme-ra. Muy respetables para los youtubers siniestramente cooptados por la 4T. Pero no se esperaba al volcán Xóchitl y su arrasadora prolongación. Ahora, Anaya vuelve a repuntar.

Por debajo de los principios y la equidad, el equipo propagandista de AMLO -los ya referidos y otros imbéciles como Vicente Podrido Jamón Serrano-, ha desafiado y desmantelado, poco a poco, a los movimientos ciudadanos llenándolos de impostores e infiltrados hasta colapsarlos.

Por desgracia, los dirigentes o quienes se dicen así, han caído en el juego y, poco a poco, la desconfianza los ha doblado hasta irse quedando cada vez más solos o, sencillamente, enloqueciéndolos con la paranoia de sentirse perseguidos y hasta usar chalecos antibalas para protegerse bien blindados mientras otros caminan en las marchas por ellos convocados. Las desvergonzadas actitudes de estos falsos líderes han hecho imposible que se unan quienes repelen al gobierno de la 4T enfrentándose unos contra otros en planos de narcicismo muy elevados... y bien aprovechados por los servidores de Andrés.

Las manifestaciones de protesta quedan así pulverizadas al grado de que, aunque son más, cada día las convocatorias se reducen y las ocupaciones del Zócalo son igualmente menores pese a la propaganda cibernética extensa -aunque los medios con mayor fuerza las ignore o minimicen-, favoreciendo a quienes conforman los cuadros gobernantes con el indeseable mandante-mandatario a la cabeza.

Las chispas van quedándose y López IV canta victoria a cada rato basado en índices de popularidad muy cuestionables: de creerles tendría que admitirse que ha duplicado el número de sus simpatizantes a partir de los 30 millones de votos en 2018. Una falacia pese a los falsos 36 millones adjudicados a Claudia Carlota I -AMLO le llamó así con aviesas intenciones-.

Se observan, como ya expusimos, tres expectativas sobre la inminente salida de López de una presidencia cada vez más mancillada. Su grito, “Muera la Corrupción”, es una especie de confesión de parte: al insistir en ello, con la banda presidencial sobre el pecho y desde el balcón central de Palacio, está confirmando su fracaso por el falso compromiso de erradicar el mal introduciéndole al cuerpo místico de la nación la cicuta de la manipulación colectiva.

Con Morena en el poder tras el fraude cibernético más grande de la historia, Andrés podrá prolongar su presencia, desde “La Chingada”, bajo una falsa popularidad, si los mexicanos lo permitimos haciéndonos de la vista gorda.

Por otra parte, AMLO puede aceptar una especie de segundo Maximato -el primero fue encabezado por Plutarco Elías Calles y causó destrozos al poder presidencial-, para mantenerse detrás del trono arrastrando sus males físicos; o bien, lanzarse al abismo de una campaña, financiada por el erario, para “internacionalizarse” en la búsqueda de la secretaría general de la ONU, como pretendió el recién fallecido Echeverría en 1976 sin lograr un solo voto de la asamblea, o igualmente tratar de aterrizar en un sucedáneo de la OEA. La locura no conoce límites si jamás ha sido atendida.

Todo cabe en la cabeza de un desquiciado.

La Anécdota

También la división y el malestar en las filas del ejército debe considerarse una alarma en su fase más alta, como las exhalaciones cada vez mayores del Popo. Son claras las muestras de inquietud en las filas del ejército y las protestas contra sus mandos que se extendieron hasta el Palacio Nacional a la salida de los militares de alto rango tras el desfile del 16 de septiembre. Los increparon a mil voces.

Este efecto, poco común desde 1968 y 1971, es muestra de la desesperación de gran parte de los mexicanos ante la militarización del país y los botines de guerra que se toman los sardos en sus repliegues obligatorios. Prefieren inclinarse ante los sicarios del narcotráfico que recibir las limosnas de un gobierno cada vez más aislado de la realidad.

loretdemola.rafael@yahoo.com