Sospechosismo
Hemos escrito con anterioridad respecto al papel que juegan las redes sociales. Se trata de un arma de doble filo. Pueden servir para bien o para mal, aunque últimamente terminan por hacer más daño.
El caso de Ismael Zambada y su sorpresiva caída en un aeropuerto cercano a El Paso, Texas, Estados Unidos, permitió una serie de teorías y especulaciones. Nos encanta el sospechosismo.
A veces no entendemos nada de lo que ocurre, pero nos seduce el hecho de sacar conjeturas y dar rienda suelta a todo tipo de teorías conspiradoras.
Seguidores de la autollamada 4T y detractores inundan las redes con publicaciones y se dan con todo, como si eso fuera a modificar un hecho consumado que, a pesar de lo que sea, es un avance en materia de combate a la delincuencia organizada, aunque una vez descabezada la hiedra aparezcan más cabezas.
Los “amlovers” quieren justificar la falta de información de parte de las autoridades mexicanas argumentando al injerencismo de las agencias estadounidense, llámese DEA o FBI, quienes habrían participado en la captura del legendario “Mayo” Zambada.
Siguiendo la línea que se ha tratado de mandar desde Palacio Nacional quieren convencer a todos de que “quizá” agentes “gringos” incursionaron a México.
En contraparte, los que son anti 4T, tratan de hacer añicos a los funcionarios federales que tendrían que estar enterados del punto de partida de la aeronave que, finalmente cruzó a Ismael Zambada y a un hijo de Joaquín Guzmán a Estados Unidos.
Quieren convencer a los demás de que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador está metido “hasta el cuello” con los grupos criminales, en particular con el de Sinaloa, pero no aportan pruebas, solo especulan. Nos encanta el sospechosismo.
Lo único claro hasta ahora es que el gobierno de Estados Unidos, quien tampoco es la madre Teresa, dio un golpe a la delincuencia organizada de este lado del río Bravo. Pactado o no, esta detención mete presión a las autoridades actuales, trae una intención política y hace ver que a México le siguen haciendo la tarea…
Venezuela
Hace algunas semanas me paré con mi auto en un crucero que se encuentra cerca de Plaza Soriana, al Oriente Norte de Tuxtla Gutiérrez y una niña de unos ocho años de edad se acercó por la ventanilla para pedirme unas monedas.
Su angelical rostro destacaba con el calor del medio día. Tenía una piel blanca, ojos café claros como tirando a miel y una larga cabellera entre dorada y rojiza.
Como no tenía monedas, sin pena me pidió un “pato” amarillo y de lentes que llevaba puesto en los filtros del aire acondicionado del coche.
—Regálame el patito, es para mi hermanito o para ponerme en mi pelo—, expresó, mientras yo, enseguida procedí a regalárselo.
Una semana después me tocó el rojo del semáforo en el mismo punto y otra vez apareció la niña, quien de inmediato me reconoció y entonces sí traía unas monedas.
Me contó que el patito había sido roto por su hermanito de unos tres años de edad y que ella, su mamá y su hermanito, iban camino a Estados Unidos donde su papá los espera. Se despidió de mí y me dijo que si la volvía a encontrar le regalara otro “patito”.
A pesar de esta historia, lejos estamos de entender lo que realmente ocurre en una nación como Venezuela porque solo quienes viven en ese país, otrora poderosa por su potencial petrolero, conocen la verdad.
Desde México escuchamos que la inflación está por las nubes y que comprar alimentos simplemente es una hazaña en ese país. Podemos conocer historias como la de la niña que relaté arriba, pero aún así no alcanzamos a dimensionar lo que sucede.
De unos años para acá hemos visto a miles de venezolanos llegar a entidades como Chiapas intentando cruzar la nación azteca para alcanzar la frontera con Estados Unidos y el sueño americano.
Apenas el domingo vimos un proceso electoral en el que, grupos políticos de oposición aseguraban que, ahora sí, podrían derrotar al presidente Nicolás Maduro, quien iniciaría su tercer período de gobierno.
Al paso de los días vemos por la televisión a miles de personas protestando en las calles, con el argumento de que lo del domingo fue un fraude. El gobierno en turno, en manos de Maduro, afirma que ganó democráticamente, aunque el árbitro que organiza las elecciones forma parte de la estructura oficial.
No sabemos lo que pasará en Venezuela, pero lo que sí que seguiremos viendo las oleadas de migrantes llegando a nuestro país, lo cual es una señal de que algo no anda bien…
Aderezo
-En Matamoros, Tamaulipas, asesinaron al presidente de la Fecanaco, un empresario que había intentado ser candidato a gobernador con anterioridad. El hecho es que un día antes de que fuera privado de la vida había hecho fuertes denuncias por el cierre de negocios, presuntamente a causa de la extorsión de grupos de la delincuencia organizada. ¿Quiere decir que hemos llegado al punto de que todo aquel que denuncie algo, sea quien sea, será asesinado?
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