Con motivo del Día Internacional de las Naciones Unidas, que se celebra cada 24 de octubre, es oportuno reflexionar sobre el reciente camino del sistema electoral mexicano y sus vínculos con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cuyo objetivo último es el fortalecimiento de gobiernos legítimos.
La ONU desempeña un papel crucial en el ámbito electoral a nivel global, promoviendo elecciones transparentes, libres y justas como pilares esenciales para la democracia y la paz entre los países miembros.
A través de organismos y programas como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la ONU apoya a los países en el desarrollo de instituciones y procesos democráticos, desde el conocimiento y apoyo en la aprobación de leyes electorales que garanticen los derechos humanos universales, hasta la capacitación de personas funcionarias y observadoras en prácticas de transparencia y justicia electoral.
Uno de los elementos clave de la influencia de la ONU en el ámbito electoral es su apoyo a la organización de elecciones en países que enfrentan conflictos internos o que transitan de regímenes autoritarios a democracias emergentes.
En el contexto mexicano, la ONU tiene una influencia significativa en la democracia del país, especialmente en temas de derechos humanos y en la promoción de elecciones justas y transparentes. Esta incidencia se lleva a cabo a través de programas de cooperación, asistencia técnica y asesoría en áreas fundamentales para consolidar el sistema democrático mexicano.
La ONU facilita el proceso electoral mediante el envío de misiones de observación, el desarrollo de mecanismos de resolución de conflictos y el apoyo técnico para fortalecer los sistemas electorales locales.
La colaboración entre el PNUD, ONU Mujeres y las instituciones electorales mexicanas, es una de las manifestaciones más evidentes del impacto de la organización en el país.
Además, la ONU brinda asesoría técnica en administración electoral, observación de procesos e implementación de normas que promueven la equidad, la igualdad sustantiva, la certeza jurídica y transparencia. Esto contribuye a fortalecer la confianza ciudadana en el sistema electoral y sus resultados.
La ONU también juega un papel fundamental en el monitoreo y promoción de los derechos humanos en México a través de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (ACNUDH), promoviendo la inclusión y participación política de grupos históricamente discriminados como mujeres, jóvenes, pueblos indígenas, personas con discapacidad, de la diversidad sexual, entre otros.
Estos esfuerzos buscan asegurar la paridad de género, combatir la violencia política contra las mujeres en razón de género e impulsar políticas que permitan la representación de diversos sectores en la vida política del país.
Asimismo, se pretende una ciudadanía mejor informada, que se respete su derecho a la transparencia de la información pública y se fomente una cultura de democracia participativa, incentivando la participación activa más allá de los procesos electorales.
Otro ámbito donde ha sido trascendental la colaboración entre la ONU y el sistema electoral mexicano es en materia de combate a la corrupción y acceso a la justicia.
Se ha recibido apoyo para mejorar políticas de transparencia y rendición de cuentas, reformas que son fundamentales para consolidar un sistema democrático donde las y los ciudadanos confíen en que las instituciones son imparciales, accesibles y cumplen con sus funciones sin sesgos políticos.
En conclusión, la influencia de la ONU en el ámbito electoral es amplia y abarca incluso, la asistencia técnica hasta la promoción de principios democráticos. Esto contribuye a consolidar gobiernos legítimos, fortalecer la gobernabilidad y fomentar la paz a través de procesos electorales justos y transparentes, promoviendo así el respeto a los derechos humanos y la equidad en el acceso a la justicia.