Lástima que ya no está entre nosotros el cronista Manuel Burguete Estrada para que nos lo corroborara, pero todo indica que es un hecho inédito la renuncia-destitución de los directores de la policía y Tránsito municipal de San Cristóbal de Las Casas, Rafael Eduardo Castro Reynaga y Jorge Arturo Jiménez, respectivamente, a tan sólo 48 horas de haber tomado posesión.

La dimisión ocurrió el 3 de octubre, cuando la alcaldesa morenista, Fabiola Ricci Diestel, llevaba también a penas dos días de haber asumido el cargo para el que fue electa el 2 de junio pasado.         

Todo se desencadenó la noche del 2 de octubre -¡vaya fecha! No se olvida-, cuando varios agentes de la policía municipal de San Cristóbal detuvieron un vehículo con el logotipo de taxi, con reporte de robo, y al inspeccionarlo encontraron siete armas largas.

Ello ocasionó que los ocupantes de la unidad abrieran fuego en contra de los uniformados, asesinado de manera instantánea a uno de ellos. Los policías respondieron y dieron muerte a uno de los presuntos delincuentes, hirieron a otro que horas después murió en el hospital y detuvieron a tres más.

Los hechos ocurrieron a las 11 y media de la noche en el periférico Poniente Norte de San Cristóbal, hasta donde llegaron poco después los refuerzos para apoyar a los uniformados.

La presidenta municipal fue informada y de inmediato se trasladó al lugar para conocer la situación personalmente, con la novedad de que cuando llegó y cuando después de un buen rato se retiró, no habían aparecido los directores de Policía y de Tránsito.

De acuerdo con versiones extraoficiales, ambos funcionarios se enteraron de los hechos hasta el siguiente día, por lo que, avergonzados, dejaron las armas y demás pertenencias de la Policía Municipal y se fueron, antes de que los despidieran.

Sin embargo, horas más tarde, Ricci Diestel informó que ambos habían sido destituidos porque nunca se presentaron al lugar de los hechos para acuerpar a los agentes, y a pesar de que les llamaron por teléfono, sobre todo al titular de la policía, no contestó.

Como haya sido, el caso es que a 48 horas de haber tomado posesión, los dos directores, que al parecer habían sido traídos de algún estado del norte del país, dejaron el cargo, pues la alcaldesa afirmó que los directores deben de trabajar y dar resultados a la ciudadanía.

Por lo pronto, la presidenta municipal designó de manera interina a Wenceslao Urbina Gutiérrez, al frente de la Policía Municipal y a César Domínguez Gutiérrez de Tránsito Municipal.

Lo anterior es una arista del problema, pues es necesario que las autoridades investiguen a fondo la procedencia de los agresores que se transportaban con armas de fuego de alto calibre en el vehículo robado la noche del 2 de octubre.

Según versiones extraoficiales, se trata de personas ligadas a un grupo armado que opera en Pantelhó y ese día estaban moviéndose en San Cristóbal esperando a pobladores de ese municipio que se encuentran en Tuxtla Gutiérrez, para exigir el reconocimiento de un concejo municipal designado por usos y costumbres en febrero pasado, pero fueron sorprendidos por la policía.

Seguramente a estas alturas, las autoridades de los tres niveles ya tienen la información completa del caso, por lo que se espera que actúen en consecuencia.

Tal vez de manera fortuita, la Policía Municipal de San Cristóbal dio un golpe importante al detener a los presuntos delincuentes, aunque le costó la vida de uno de sus agentes.

Picotazos. Vaya desde este espacio un profundo agradecimiento al Club de Periodistas de San Cristóbal que generosamente me entregó ayer lunes un “reconocimiento especial por su distinguida actividad periodística”. Mi felicitación para los colegas César Cancino Kassab, Milton Tovilla Ozuna y Jorge Salomón Piñeiro Domínguez, que también fueron reconocidos. Tengo la convicción de que los reconocimientos entrañan un valor especial cuando provienen de los propios compañeros y colegas que caminan por el sendero de la palabra hablada o escrita y que van recogiendo historias, testimonios y hechos para trasmitirlos a la sociedad. Es cierto que los tiempos que corren implican riesgos para quienes ejercemos este apasionante oficio, pero lo hacemos con la certeza de cumplir con el propósito de servir a la sociedad, igualmente en peligro permanente por la violencia que se padece en varias regiones. El reconocimiento fue entregado ayer 7 de octubre, fecha en que se celebra el Día de la Libertad de Prensa y de Expresión en Chiapas, gracias a las gestiones que realizó precisamente el Club de Periodistas de San Cristóbal, que logró que en julio de 2013, el Congreso local aprobara el decreto correspondiente. En la ciudad coleta se ha cumplido con tal disposición y los comunicadores, conjuntamente con las autoridades municipales realizan una ceremonia especial que inicia con un desayuno. Sin embargo, en el resto del estado esta fecha pasa prácticamente inadvertida, a pesar de tratarse de un decreto del Congreso local, por lo que es necesario recordar permanentemente que en esta entidad el Día de la Libertad de Prensa y de Expresión se celebra cada 7 de octubre, hasta que el festejo sea generalizado para honrar la memoria de Belisario Domínguez. En lo personal, me gusta que se haya escogido el 7 de octubre para celebrar el Día de la Libertad de Prensa y Expresión en Chiapas, pues en esa fecha se conmemora el asesinato del prócer originario de Comitán, Belisario Domínguez Palencia. Todo un símbolo. Fin