No podía ser de otro modo. Desde ayer en la tarde la noticia se difunde en todo el mundo: el exsecretario de Seguridad Pública durante la administración del panista Felipe Calderón Hinojosa, Genaro García Luna, fue condenado en Estados Unidos a más de 38 años de cárcel, además de una multa de dos millones de dólares.

No le fue tan mal partiendo del hecho de que los fiscales habían solicitado la pena máxima, cadena perpetua, al acusar que García Luna “mintió y traicionó a sus colegas, a la seguridad pública estadounidense y al pueblo mexicano”.

Por lo mismo, se había especulado con que el juez Brian Cogan podría condenarlo a prisión de por vida, pero ahora se especula también con que no se descarta que haya habido alguna negociación con el Departamento de Justicia para que el juez “sólo” lo condenara a poco más de 38 años (460 meses), a cambio de su cooperación contra otros posibles acusados.

García Luna, el funcionario de más alto rango juzgado en Estados Unidos, fue sentenciado después de ser declarado culpable por un jurado el 21 de febrero de 2023 de cinco cargos de narcotráfico con relación a que recibió millones de dólares del Cártel de Sinaloa a cambio de su protección durante los años en que ocupó los cargos de secretario de Seguridad Publica durante el gobierno de Felipe Calderón y como jefe de Policía Federal en la administración de Vicente Fox, ambos panistas.

A pesar de que la condena no fue de cadena perpetua, la situación es complicada para García Luna, ya que saldría de la cárcel de más de 90 años de edad, aunque con reducciones por buen comportamiento y otros beneficios, podría estar libre antes.

Aunque se quiera ocultar, la condena a Genaro García Luna representa también un juicio político y moral para los gobiernos de Fox y Calderón, sobre todo el de este último.

De hecho, la pérdida de votos en las elecciones presidenciales del 2 de junio pasado tiene que ver en parte con el caso García Luna, sobre todo porque el ahora expresidente Andrés Manuel López Obrador estuvo machacando sobre el tema todo el tiempo desde su conferencia mañanera, provocando que la opinión pública se formara un juicio sobre la presunta culpabilidad del exfuncionario federal.

Al hacer su alianza con el PAN, el PRI fue arrastrado en esa vorágine ocasionada por el caso García Luna, del que, como es lógico, nunca se pudo desvincular Felipe Calderón.

García Luna será por mucho tiempo un lastre, no sólo para Calderón Hinojosa en lo personal, sino para su familia, su grupo político (o lo que queda de él) y para el PAN.

El otro tema que tiene que ver con Estados Unidos, a pesar de que aparentemente el tema de la reforma al Poder Judicial en México sigue metiendo algo de ruido porque un grupo se aferra a no perder sus privilegios para no dar paso a que otros los tengan, parece que los inversionistas extranjeros confían en el gobierno que preside Claudia Sheinbaum Pardo.

Así quedó demostrado el martes cuando a dirigentes de organismos empresariales de México y Estados Unidos y dueños o representantes de grandes compañías, se reunieron en Palacio Nacional con la mandataria mexicana.

Después de dicho encuentro, Sheinbaum anunció que existe el compromiso de los empresarios de invertir 20 mil millones de dólares en 2025 solo por cuatro empresas, pero se prevé que otras compañías inviertan en el corto plazo otros 10 mil millones de dólares.

Independientemente de la postura de la presidenta, en el fondo se nota el trabajo del titular de la Secretaría de Economía, Marcelo Ebrard, quien tiene mucha experiencia en el tema de relaciones internacionales. Él sabe, además, que un buen trabajo en este gobierno, lo puede llevar a conseguir la candidatura a la presidencia de la República para las elecciones de 2030.

Se dijo que la reunión del martes podría ser el punto de partida para la renegociación y renovación del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), tema en el cual se ha aplicado a fondo Ebrard.

Si los resultados positivos que se obtuvieron en la reunión del martes entre empresarios y la presidenta son el anticipo de algún modo de lo que serán las negociaciones, podría decirse que no habrá mayores problemas.

Sheinbaum aseguró que en el encuentro se despejaron las dudas de las personas de negocios sobre la reforma judicial y la que se hizo en materia energética, así como toda la legislación impulsada por ella y por el ahora expresidente Andrés Manuel López Obrador, lo que da claridad y seguridad a los inversionistas.

Hasta el mismo embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, que después de haber sido “pausado”, regresó al Palacio Nacional, opinó que el diálogo de alto nivel entre empresarios y la mandataria mexicana da confianza y que sigue firme el interés común en hacer de América del Norte la principal potencia económica del mundo.

Sin embargo, no hay que perder de vista que en Estados Unidos están en campaña por la Presidencia y el candidato del Partido Republicano, Donald Trump es capaz de todo con tal de tratar de ganar votos, sobre todo si, como es el caso, va abajo, aunque sea ligeramente, de su oponente, la vicepresidenta demócrata, Kamala Harris.

Por lo pronto ha dicho algo que no se ve viable: Que no permitiría el ingreso de vehículos nuevos fabricados en México para su venta en Estados Unidos. Fin