La atención mundial estará centrada hoy martes en las elecciones presidenciales en Estados Unidos, donde la moneda está en el aire, pues los candidatos Donald Trump, del Partido Republicano y Kamala Harris, del Demócrata, están empatados técnicamente.

Si los votos la favorecen, la actual vicepresidenta pasará a la historia como la primera mujer en dirigir los destinos de una de las principales potencias del mundo.

A diferencia de los demás países en los que se realizan votaciones, en esa nación del norte de América los resultados no se definen propiamente el día de los comicios, ya que los ciudadanos pueden sufragar por anticipado. De hecho, hasta ayer había votado cerca del 50 por ciento de los electores.

Otra cosa extraña es que no existe un organismo como el Instituto Nacional Electoral INE) de México ni encuestas de salida, sino que son las televisoras las que dan a conocer los resultados.

Así como está de cerrada la contienda es probable incluso que los resultados finales no se den a conocer este mismo martes, algo casi increíble por tratarse de uno de los países más desarrollados del mundo y que presume tener un ejemplo de democracia.

Existen antecedentes de la tardanza en saber el nombre del ganador, como sucedió en la elección del año 2000 entre el entonces vicepresidente demócrata, Al Gore y el exgobernador de Texas, George W. Bush, cuando pasaron 35 días desde la jornada electoral del 7 de noviembre para que declarara triunfador a este último.

Más recientemente, en 2016, también hubo retrasos, pero en esa ocasión el resultado se dio a conocer al día siguiente. Competían Donald Trump y Hillary Clinton. También fue una votación muy reñida y Trump se alzó con la victoria. También en las elecciones anteriores de 2020 los resultados se dieron a conocer cuatro días después. Joe Biden le ganó a Donald Trump.

Esos antecedentes, lo cerrado de la votación y la participación nuevamente de Trump, quien amenaza con declararse victorioso incluso antes de que finalicen los tiempos legales, hacen suponer que podría retrasarse el anuncio del ganador de las votaciones de este martes 5 de noviembre.

México es uno de los países que está más atento a los resultados por la relación comercial y la vecindad con todo lo que ello implica, pero tampoco hay que hacerse muchas ilusiones, pues los gringos solo tienen intereses para ver cómo sacan ventaja de todo y se apropian de los recursos de los países.

En teoría sería menos dañina para el país que gane Harris y no Trump, cuyos antecedentes hacen pensar que podría ser peor, sobre todo si se atiende su discurso en contra de los migrantes y el proteccionismo hacia los empresarios de Estados Unidos.

Hay que insistir: en teoría, solo en teoría, dos mujeres se entenderían mejor, aunque, claro está, representan los intereses de un país, pero enfrentar al machista y altanero de Trump sería tal vez más complicado.

En fin, tal vez este martes en la noche haya luces sobre los resultados de las elecciones en las que una mujer podría ocupar la Casa Blanca por primera vez en la historia de Estados Unidos. ¡Qué emoción!

Picotazos. Vaya escándalo internacional el que se ha armado con la agresión que sufrieron el domingo los reyes Felipe VI y Letizia en la localidad de Paiporta, ubicada en Valencia, una de las más afectadas por las lluvias que cayeron la semana pasada, que ha dejado más de 200 muertos. Los reyes, que iban acompañados por el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, fueron recibidos con insultos y muchos habitantes les lanzaron objetos y bolas de lodo. Como sucede en estos casos, la gente tiene razón en estar enojada por la tardanza de las autoridades nacionales y locales para atender el problema. Y por si fuera poco, la presencia de los vehículos de la comitiva en la que se transportaban los reyes bloqueó un camino esencial para la llegada de ayuda humanitaria ciudadana al lugar. De acuerdo con reportes de prensa, la agresión a la figura del rey es un hecho inédito desde el establecimiento del actual régimen monárquico. “Asesinos”, les gritaron. “Nos han dejado solos”. Los devastadores efectos de la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) han causado un gran desastre, principalmente en Valencia. Las autoridades españolas podrán decir lo que quieran, que la visita de los reyes y la suya propia era para llevar consuelo a las personas afectadas, pero ¿de qué les sirve su presencia después de cuatro o cinco días si no llega la ayuda humanitaria que necesitan y para buscar a los cientos de desaparecidos entre el lodo? Sí, muchos gobernantes, en todas partes, acuden a los sitios de desastre más para tomarse la foto que para otra cosa. Después de lo sucedido en Valencia, presidentes de otros países pensarán dos veces antes de realizar una visita ante el riesgo de exponerse a las agresiones de los afectados. Pero, hablando en plata como se dice coloquialmente: ¿Qué le sirve más a una persona que ha perdido todo o casi todo, incluyendo a algún familiar? ¿Qué la llegue a visitar un gobernante con discursos demagógicos o que le manden la ayuda que necesita urgentemente? Hay que entender también el dolor de la gente que se encuentra en una situación de desgracia. Otro asunto en este caso es por qué las autoridades no dieron los avisos a tiempo sobre el riesgo que se acercaba. Se supone que España es un país de primer mundo y cuenta con todas las herramientas para prevenir de alguna manera ese tipo de desastres. En fin, alguien tendrá que pagar el costo político -el humano ya lo están pagando miles de personas afectadas- en este lamentable caso en el que, por lo pronto, la corona quedó bastante maltrecha. Fin