IMSS e ISSSTE
El caso de Silvia
Mi historia
“Dios lo bendiga”
“De México a Dinamarca”…
“Si quieres morir, al ISSSTE debes ir” dice la cantaleta ruidosa de maestros que van protestando por las calles capitalinas en un día ordinario y caluroso. Ese estribillo quisquilloso ha sido histórico desde que se creó la institución, en 1959.
Silvia tiene 78 años. Año y medio viene lidiando con problemas en la columna incluyendo discartrosis, escoliosis, hernias lumbares y listesis en las vértebras L4 y L5.
Dolores crónicos que ya rebasaron los opioides coartan sus actividades diarias afectando su calidad de vida que, según la OMS, “es un estado de completo bienestar físico, emocional y social y no solo ausencia de enfermedades”.
Chulada, quizá extraída de una novela de Edgar Allan Poe.
Silvia ha pasado por múltiples tratamientos clínicos, medicamentos y estudios en busca de alivio, al grado de casi entrar a una operación en el hospital López Mateos del ISSSTE.
Don Simi…
El día de la cirugía se le comunicó que no había quirófano disponible ni los equipos y personal adecuados para llevar a cabo tan esperado hecho que le daría un nuevo estado de salud, una bocanada de aire fresco para revitalizar cuerpo y mente.
Ella dice: “Sentí que me arrebataron la oportunidad de recuperar mi vida y librarme del tormento diario. Había esperado tanto y ahora me dicen que debo esperar aún más”.
Silvia empeora cada día que pasa. Enfrenta un infierno. Y me narra, entre quejidos y lágrimas: “El dolor se volvió insoportable. No puedo resignarme a vivir en constante dolor y limitaciones físicas”.
Recibir atención privada resulta sumamente caro y ella no puede darse ese lujo porque es mujer pensionada. Bueno, nadie en este país con un salario mínimo, si acaso ir con Don Simi.
Por eso grita: “¡Estoy desesperada!”. El panorama pinta dramático porque cerca de 3 de cada 10 mexicanos están fuera del derecho a servicios médicos.
Ha enviado una carta al gobierno federal a fin de que atienda su caso y el ISSSTE haga la operación que necesita. Todavía no le responden.
Ladrones
Empezando su sexenio, el presidente Obrador reconoció que el ISSSTE era un botín en manos de ladrones, pues “la corrupción estaba hasta la médula”.
Entonces inició una reestructuración enfrentando a las mafias al interior, hallando un fraude de 15 mil millones de pesos.
Presuntas células delictivas operadas por Felipe Calderón y Elba Esther Gordillo Morales controlan a la institución. Doña Silvia solo es otra víctima… hay miles igual que ella. O quizá peores.
-¿Y el IMSS?
“Hay que tener fe; Dios lo bendiga”, me dice una joven y amable doctora que lleva un cubrebocas tricapa color celeste, de los que valen cinco pesos en farmacia del Ahorro. Es el domingo 24 de noviembre, a las 8:45 de la mañana en la clínica del IMSS ubicada en colonia Las Palmas, oriente de Tuxtla.
En una pc negra de escritorio, un tanto anticuada, he elaborado mi historial clínico. Al lado suyo hay otro médico todo de blanco. Se nota que es un aprendiz. Solo me dio metformina, que sirve para diabetes, cuando en realidad iba por otro asunto grave.
Cerca de las diez de la noche del 27 de octubre sufrí un ataque cardíaco muy severo que me hizo caminar los meandros de la muerte. Qué miedo… y entonces recordé que no hay recetas para la inmortalidad. La muerte nos sonríe siempre.
En un hospital particular me estabilizaron e hicieron muchos estudios, pero necesito una operación urgente y realizarla ahí me cuesta un ojo de la cara. Ya había pagado 36 mil pesos porque le cobran a uno incluso un pedacito de algodón.
Espantapájaros
El área de cardiología del IMSS permanece abandonada. Un médico renunció, otra cardióloga se fue de vacaciones y una más está embarazada, así que goza del respectivo descanso que marca la ley.
“Échense su vuelta en enero, tal vez ya hayan contratado a otro cardiólogo”, comenta la joven galena de medicina familiar. Lo hace para darme ánimos, o porque me ve como un espantapájaros.
De terror
Sobre el IMSS se cuentan historias de terror, desde amputaciones, diagnósticos erróneos que resultan fatales, elevadores colapsados hasta la amenaza sanitaria provocada por una bacteria en el área de hemodiálisis del hospital 35, de Ciudad Juárez, que ha matado a diez pacientes.
Parece que los objetivos de la Agenda 2030 en materia de salud y bienestar están escritos sobre hielo. Cuánta altanería institucional.
Ningún ser humano debería pasar por la angustia de no tener acceso a un tratamiento necesario y digno, pues es obligación del Estado garantizar el derecho a la salud de los mexicanos. Y esa ausencia de Estado de Derecho da poder a los buitres del sector privado.
Según investigadores, con un sistema de salud en crisis, en México mueren al año unas 830 mil personas por negligencia, falta de atención médica o ausencia de medicamentos para sus padecimientos.
Solo queda encomendarnos a San Roque, patrono de los enfermos… de México a Dinamarca hay diez mil kilómetros de distancia.