Ladridos desde Palacio

Los videos más ominosos

En el nuevo escenario del gatopardismo –busquen “El Gatopardo de Andrés”, Fundación Loret de Mola 2020-, el Palacio Nacional se convirtió en una espléndida residencia para una familia un tanto disfuncional en la que convivieron, HASTA EL PRIMERO DE OCTUBRE PASADO, una señora y escritora que dijo no ser primera dama pero ejerció escandalosamente como tal y un mandatario supuestamente “combatiente” contra la corrupción y falsamente austero, tanto que modificó la residencia oficial de Los Pinos para trasladarse a la sede del Poder Ejecutivo federal. Ya imagino a los parlamentarios habitando en sendas sedes camarales o a los ministros de la Corte pernoctando en sus acojinados sillones en el pleno. Digo, si de igualdad se trata.

Para colmo, los aduladores –esos que no aceptan el menor error por parte de los mandatarios de la 4T y los exaltan cual si fuesen santón y santurrona de culto-, ni siquiera saben cómo manejar la información trucada que surge de las aburridísimas mañaneras y por su desconocimiento jurídico caen en el abismo de la desvergüenza, eso sí, muy bien remunerados por los pobres diablos de sus respectivos voceros.

Fíjense: con motivo de la absurda, ilegal y majadera denuncia de Pio Pío Pío López Obrador en contra del periodista Carlos Loret de Mola –el más influyente de América Latina a pesar de muchos perros que ladran y lo confirman a su paso-, por divulgar una información pública, realizada en un lugar público y en donde se le observa con otro funcionario, David León, en pleno intercambio de efectivo –dos millones apenas caben en un portafolio-, llegaron al extremo de abrir una encuesta para conocer si el público avalaba o no la acusación por difamación contra el informador que exhibió el evidente acto de corrupción.

Son tan tontos que no sabían que el delito de “injurias y difamación” fue despenalizado en abril de 2007 y en agosto de 2012 la Legislatura lo derogó definitivamente. No existe, por tanto, aunque los ignorantes, los imbéciles y los lacayos del régimen actual no se hayan enterado por andar buscando sus respectivas limosnas. Por cierto, estos son los chayoteros, los que cobran al gobierno por divulgar mentiras, y no los críticos quienes los exhibimos y señalamos la putrefacción del pésimo régimen anterior, uno de los peores de la historia y bastante más dañino que las administraciones predecesoras ¡y esto ya es decir!

Con las falacias de la madrugada nos gobiernan. Lo que no se sabe, a ciencia cierta, más allá de las giras en las que los pericos repiten una y otra vez las mismas arengas, es lo que hacen los mandantes luego de hablar hasta dos horas -Claudia acortó un poco el horario- resistiendo de pie al impulso de su soberbia y la gloria del poder omnímodo, tan grande que puede darse el lujo de parecer perdona-vidas, como lo hacía Franco en la España de la posguerra que aún no termina, para amarrarle las células cerebrales descompuestas del pobre Pío Pío Pío y además del martinazo, los hermanos de la corrupción que aún anidan en Palacio, revoloteando como buitres, con todo y la pareja Sheinbaum-Tarriba.

Tenga cuidado Claudia para evitar que los gatopardos no se le suban a la barriga.

La Anécdota

Los llamados video-escándalos han sido un espejo, casi siempre, del predecesor y sus corifeos. Gana en este sentido con amplio margen. Los tres mayores, a nuestro entender, fueron:

1.- Los que exhibieron a su operador René Bejarano amarrando con ligas los millones que le entregó el empresario Carlos Ahumada, seductor de Rosario Robles, para “la causa”. Tal ocurrió en 2004 en el preámbulo de la candidatura presidencial de AMLO.

2.- Las cintas exhibidas por Ovidio Guzmán López, en octubre de 2019, en las que se aprecia a los “honorables” hijos del presidente López Obrador recibiendo óbolos de manos del narco citado y destinados a su campaña.

3.- Los escándalos con Pío Pío Pío y Martín tirilín tirilín negociando en un restaurante y recibiendo millones de pesos de David León, entonces operador del gobernador chiapaneco, Manuel Velasco Coello. Solo en este caso el protagonista se dijo “difamado”, sin entender que este delito sencillamente no existe. Tontos los creó Dios.

4.- Las evidencias sobre los negocios de “El Clan” presentados por la plataforma Latinus con los rostros y hechos de los hermanos López Beltrán a través de su enlace Amílcar Olán y con aterrizaje en el vilipendiado Tren Maya.

5.- Y, por encima de todo, los cantos agudos de la guacamaya sobre Palacio Nacional.

No hay ciegos peores que cuantos no quieren ver como los llamados amlovers, los youtubers aduladores –la peor especie que quedará en ridículo, tarde o temprano. Es la hora de actuar, señora Sheinbaum.

loretdemola.rafael@yahoo.com