Este 25 de noviembre es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y sirve para visibilizar la violencia que viven día con día las mujeres, la mayoría en sitios que deberían ser seguros, como su lugar de trabajo e incluso su propio entorno familiar.
Sin embargo, es necesario recordar que esta fecha que se estableció en conmemoración del asesinato de las hermanas Minerva, María Teresa y Patria Mirabal, que fueron víctimas de la sangrienta dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, en República Dominicana, en 1960, fueron objeto de violencia en razón de su género, pero también por su activa participación política.
Y que aún hoy, 64 años después y en pleno siglo XXI, las mujeres que se involucran en política y en el servicio público siguen siendo objeto de ataques por parte de quienes consideran que estas actividades son exclusivas de los hombres.
Este machismo político no es ejercido solo por hombres, sino también por mujeres, que ahora también utilizan las tecnologías de la información y las redes sociales para atacar a las que se atreven a levantar su voz y aspirar o ejercer el poder público.
Este fenómeno ha sido documentado y medido por las autoridades electorales del país.
Así, después del proceso electoral de 2021 se pudo documentar que el 73 por ciento de las mujeres políticas fueron objeto de violencia a través de mensajes que son potenciados por granjas de bots para hacerlos parecer como si fueran tendencias naturales, orgánicas, para influir así en la opinión pública.
Las redes sociales fueron el principal medio para estas agresiones, representando el 42 % de los casos.
Facebook y Twitter, hoy X, son las plataformas donde ocurre el 85 % de las agresiones digitales en contra de las mujeres políticas y servidoras públicas.
La forma en que se ejerce esta violencia política contra las mujeres es variada e incluye la propagación de rumores falsos, manipulación de imágenes, el cuestionamiento de sus capacidades profesionales e incluso a su vida personal y familiar.
Estos ataques no son libertad de expresión. En realidad, se trata de hacer de las mujeres políticas una caricatura, un chisme, que no merece tomarse en serio.
Esto también es violencia política en razón de género, y debe ser prevenida y castigada como se hace con la violencia física, pues, aunque sus efectos los sufren con mayor intensidad las víctimas directas, en realidad impacta a todas, ya que su objetivo de fondo es que ninguna mujer se sienta segura al participar en la vida pública del país y esto debe acabarse.