Se ha hablado mucho de lo que ocurre en diferentes zonas del país, a raíz de la presencia de grupos criminales. Sin embargo y aunque se diga lo contrario, la doctora Claudia Sheinbaum y el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, han sido claros en dos aspectos: la reducción histórica en la tendencia de homicidios dolosos y la necesidad de profundizar en la atención de las causas de la violencia en México. Me concentraré en lo segundo.
La violencia no es un fenómeno nuevo ni aislado. Tampoco exclusivo del país. De hecho y de acuerdo con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la violencia en América Latina ha ido en aumento de manera exponencial en el último siglo, derivado principalmente de dos factores, pobreza y aumento de actividades ilícitas.
Ahora bien, si hablamos de las formas, es claro que la estrategia de “descabezar” grupos criminales, ha derivado en resultados desastrosos. Lo anterior, por ello, hizo evidente la urgencia de replantear los modelos seguidos en sexenios anteriores, para dar paso a lo que se ha denominado: atención de las causas.
De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de 2015 a 2018 la tendencia en cuanto a las ejecuciones era todavía ascendente. Sin embargo, esa tendencia, que llegó a su pico más alto en 2019, ha ido en descenso desde entonces.
Uno de los aspectos que hizo posible lo anterior, fue el cambio de enfoque; el hecho de implementar diferentes programas y medidas de política social para abatir la pobreza y reducir las brechas de desigualdad. Es un hecho también, que ésta es sólo una parte de la medicina que se necesita para ponerle un alto a la violencia y la criminalidad en el país.
De hecho, un estudio realizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Unam, “La pobreza como indicador de generación de la violencia y la delincuencia en México”, señala que aunque efectivamente hay una relación estrecha entre esos indicadores, hay múltiples factores que intervienen en la incidencia delictiva por región y éstos deben ser entendidos desde enfoques distintos: jurídicos, culturales, antropológicos y sociales, por supuesto. Es aquí donde entran temas como punibilidad, marco legal, profesionalización de policías locales, etcétera.
El fortalecimiento del Estado de Derecho, algo que conoce bien y en lo cual ha sido puntual el secretario García Harfuch, es otro aspecto fundamental. En este estudio, en el que Martha E. Nateraz y Daniel E. Zaragoza, tomaron como casos de estudio diferentes entidades del país; determinaron que, lo que es sí es una constante, es que en las regiones de mayor pobreza se incrementan las grietas de la ilegalidad. Lo anterior hace posible, por ejemplo, que un mayor número de personas tengan acceso a las armas.
Hoy por hoy hay una estrategia clara en materia de seguridad pública para hacer frente a uno de los flagelos más graves que enfrenta México. Y como lo ha dicho la presidenta Claudia Sheinbaum, los resultados no serán inmediatos, pero los mexicanos deben estar seguros que la actual administración está atendiendo el tema desde una perspectiva distinta a las estrategias fallidas del pasado.