¡Bienvenida, presidenta!

Hoy es el relevo que esperaba AMLO para poder dedicar su vida al pensamiento, un relevo generacional que debe entenderse en la persona de Claudia Sheinbaum, quien no representa únicamente a las mujeres sino a un movimiento de regeneración, de hombres, de mujeres, de toda una generación de jóvenes forjado en la lucha estudiantil y que a través de ella conquistan un espacio de poder, la titularidad del Ejecutivo Federal.

Al país, después de varias décadas de lucha, llegó el derecho de que las mujeres fueran reconocidas como votantes y con el derecho a ser votadas para algún cargo público a nivel estatal y federal, pero jamás vislumbraron posible llegar a ocupar una silla presidencial.

Hoy es una realidad, Claudia Sheinbaum Pardo, la joven estudiante del CEU de 1986 que gracias a su empeño y tenacidad conquistó millones de corazones a lo largo y ancho del país, será en un par de días la comandanta suprema de las Fuerzas Armadas mexicanas, la presidenta de México.

La misma presidenta ha manifestado en público y en privado las emociones encontradas que esta transición le generan; sin embargo, sabrá capitalizar muy bien el legado que Andrés Manuel López Obrador deja; lo conoce, lo entiende y sabe de qué va el segundo piso de la transformación, porque fue una más de las y los miles que desde la calle construyeron este movimiento de la 4ta Transformación; así que no habrá por qué preocuparse, mucho menos sentirse tristes porque se está por comenzar una nueva era transformadora.

Muchos se preguntarán cuál es la fórmula, cuál es el secreto, dónde está la magia que hace que quienes forman parte de este movimiento trasladen a Claudia la lealtad que tienen a AMLO, pues no se trata sencillamente de trasladar sino de tejer, hoy le toca a Claudia liderar, encabezar y dar continuidad.

Claudia Sheinbaum cuente con el respaldo y el cariño con el que cuenta AMLO. Es lo mismo sin ser igual; es lo mismo, pues se trata de una humanista que vino a transformar las realidades de los históricamente olvidados y que ninguno se quede atrás, va a mantener en resguardo y defender la dignidad de nuestro pueblo de México.

No es igual, porque tiene su trayectoria, su sistema de organización, su estructura interna, sus métodos y, como se dice coloquialmente, sus credenciales y personalidad propia. Así lo imprimió en la Ciudad de México, cuando fue jefa de Gobierno.