Covid-19, origen de nueva esclavitud laboral
La pandemia creó nuevas condiciones en las que hay una sobrecarga en la disponibilidad del trabajador. Cortesía

En 2019, cuando la pandemia del coronavirus todavía ni se acercaba al horizonte político y socioeconómico de América Latina y el Caribe, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reveló que unos dos millones de latinoamericanos y caribeños sufrían algún tipo de esclavitud laboral moderna, en un negocio que generaba unos beneficios ilegales por unos 12 mil millones de dólares al año.

Del total de personas sometidas a esa esclavitud, la OIT precisó que un millón 300 mil ejercían trabajos forzosos y unas 700 mil estaban atadas al matrimonio forzoso: familias que intercambiaron a una hija por dinero o en un trueque para obtener una ganancia material.

La presencia de la enfermedad en América Latina y el Caribe se confirmó el 25 de febrero de 2020 con el primer caso en Brasil. Después de más de 26 meses de ataque del virus, el escenario laboral regional está marcado por nuevas formas de esclavitud… pero toleradas y encubiertas en el empleo a distancia o el teletrabajo, y en el empleado -público o privado- permanentemente atado al celular o a la computadora.

De acuerdo con las definiciones mundiales de la OIT, el trabajo forzoso existe cuando desaparece cualquier elemento de voluntad del trabajador. Hay esclavitud moderna si una mínima voluntariedad por parte del trabajador está excluida del nexo laboral, según la OIT, institución especializada que pertenece al sistema de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Aunque el trabajo a distancia en casa ayudó a evitar más contagios, también convirtió a los hogares en centros laborales de 24 horas y los siete días de la semana, sin horarios efectivos de trabajo y con los celulares como unos nuevos “grilletes” a los que los empleados deben estar atados permanentemente. La situación derivó en estrés laboral y crisis nerviosas entre la clase trabajadora o lo que los expertos denominaron como “síndrome del trabajador quemado”.

Esclavos modernos

“La pandemia nos heredó nuevas formas de esclavitud laboral”, afirmó el abogado colombiano Iván Jaramillo, experto en derecho laboral. “Las actividades que nos salvaron, sobre todo en la primera fase (de la epidemia) del aislamiento preventivo obligatorio, son hoy las más deterioradas en materia de estándares laborales”, como los servicios a domicilio con trabajadores informales, dijo Jaramillo.

Al aumentar los horarios, surgieron “dificultades en el derecho de la desconexión laboral como garantía de limitación de la jornada. Si el jefe le escribe al empleado (por mensaje de teléfono celular) a las 11:00 de la noche, el empleado podría abstenerse de responder y tampoco por eso será despedido. Pero el jefe lo puede despedir libremente por otra vía y ya”, dijo.

Tras destacar que hay “un intenso aumento del estrés laboral”, señaló que se detectaron impactos en la salud hasta con problemas auditivos por el uso de audífonos para conectarse al teletrabajo. Jaramillo admitió que la pandemia terminó de deteriorar los escenarios laborales de América Latina y el Caribe que estaban de por sí “ya deteriorados” antes del azote del virus.

Impacto general

Un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) determinó que el covid-19 “desencadenó la mayor crisis que han experimentado los mercados laborales” latinoamericanos y caribeños desde 1950. El Producto Interno Bruto (PIB) de América Latina y el Caribe se desplomó a menos 6.8 % en 2020 y el empleo regional cayó a menos 9.8 %. Ambas cifras fueron las más pronunciadas del mundo. “La crisis del covid-19 afectó a la región en un momento de bajo crecimiento del empleo”, con la primera contracción del número de ocupados desde la mitad del siglo XX, aseguró Cepal.

Intralaborales

Para la psicóloga y biomédica costarricense Marianela Rojas, académica de la (estatal) Universidad Nacional, de Costa Rica, máster en salud laboral y ocupacional con énfasis en epidemiología, hay factores “intralaborales” que interfieren en el desempeño de los trabajadores.

“La exposición a altas exigencias emocionales, la poca autonomía para realizar el trabajo, la falta de liderazgo, la poca comunicación y deficientes relaciones interpersonales” son algunos de esos elementos, explicó la experta en una conferencia sobre los efectos indirectos del coronavirus.

“Una persona expuesta a altas exigencias, pocas relaciones sociales, trabajo poco reconocido y falta de liderazgo en la empresa, está expuesta a padecer una condición aguda o crónica relacionada con el estrés laboral”, alertó.